CAPÍTULO 1

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Zoey se despidió del organizador de la gala. Ella no llevaba la cuenta de todos los eventos que Joyerías Wolfe había patrocinado con la finalidad de que grandes personalidades llevasen las colecciones de sus exquisitas joyas. La compañía, dirigida por sus padres adoptivos, tenía una gran reputación en el Reino Unido y sucursales en varias de las principales ciudades europeas. Zoey disfrutaba cada segundo en la fábrica con los orfebres y diseñadores, además de aquellas en las que tenía que reunirse con empresarios o agentes de celebridades con la finalidad de buscar expandir la marca JW, y otorgarle más visibilidad.

Ese día había sido muy complicado. A pesar de que JW era una marca de lujo, la alta competencia empezaba a causar problemas a la hora de posicionar la marca en nuevos mercados. Zoey se había licenciado en negocios internacionales, y también poseía un doctorado en marketing. Gracias a esas dos especialidades, sus padres adoptivos —Elizabeth y Albert Wolfe— le habían entregado, cuatro años atrás, la vicepresidencia de negocios y relaciones públicas de la compañía. Era una inmensa responsabilidad, y ella esperaba estar haciendo un buen trabajo. Su vida era Joyerías Wolfe, y apenas tenía tiempo para respirar y tener una vida personal.

—Señorita Reynolds —dijo el conductor—, ¿la llevo a su piso en Chelsea?

Los Wolfe la habían adoptado cuando tenía nueve años, y cuando cumplió la mayoría de edad le preguntaron si deseaba cambiarse el apellido. Zoey les dijo que no, porque su apellido era un recordatorio de su pasado y de cómo su vida había cambiado por completo. El matrimonio no se resintió. La amaban y Zoey los retribuía. Para ella eran sus padres, aunque la idea de buscar a sus padres biológicos era una espina clavada en su corazón. Había tantas preguntas que quería hacerles...

El día había sido muy ajetreado para ella, y rematar la jornada sonriendo a todos —cuando lo que más deseaba era estar bajo las cómodas sábanas de su cama— resultaba agotador. Podía ir a su casa, y nada deseaba más que eso, pero antes tenía que pasar por la casa de Tim, su mejor amigo. Se conocían desde que ella empezó a formar parte de la familia Wolfe.

—No, Kendrick, por favor lléveme a Notting Hill. A la casa de Jenson Aveira.

—Por supuesto —dijo. Le sonrió por el retrovisor del automóvil negro y de vidrios tintados—, ¿cómo estuvo el evento de hoy, señorita Reynolds?

Zoey le devolvió una sonrisa, sin esfuerzo. Kendrick era un buen hombre, y llevaba trabajando con los Wolfe desde hacía treinta años. Le gustaba charlar con él, en especial si la iba a recoger después de una fiesta de trabajo o la recogía en el aeropuerto luego de un largo viaje de negocios. Era la figura más parecida a la de un confesor. Jamás salía un comentario fuera de tono, y si ella no lo deseaba, él entendía cuando la conversación había terminado.

—Bastante agotador...

—Imagino que el joven Bryant no disfrutará si cancela su visita.

Zoey sonrió, porque tenía razón. Jenson era propietario de varias concesionarias de automóviles Jaguar y Porsche, pero cuando solía hacer un hueco en su agenda era siempre para charlar con ella. Ya casi era medianoche, y al día siguiente podía llegar una hora más tarde a la oficina central de JW.

—Ya lo conoce bien —dijo con un bostezo—, mientras usted conduce yo intentaré dormir un poco. La próxima ocasión intentaré que el gerente general de la compañía asista a estos eventos.

Kendrick se limitó a asentir, y poner rumbo hacia Notting Hill.

***

Nick condujo a toda velocidad hacia el London Bridge Hospital. Su tío Albert había sufrido un ataque al corazón.

Votos de traición (COMPLETA)Where stories live. Discover now