CAPÍTULO 24

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Una semana más tarde...

—¿Qué piensas hacer con todo esto...? —preguntó Jensen abarcando con las manos el espacio del escritorio de Zoey en el que se encontraban dispersas varias fotografías en diferentes tamaños.

Agotada por la falta de sueño y la imperiosa necesidad de sentir los brazos de Nick sosteniéndola en las noches, Zoey se cruzó de brazos. Le costaba concentrarse en el trabajo y todo lo que comía parecía sentarle mal. Desde el día en que Kelly fue a su casa, y Nick aceptó haberle ocultado tantas cosas, sus horas se habían convertido en una letanía.

Cada mañana se despertaba con la sensación de estar en un foso sin nadie que pudiese extenderle una soga para poder salir. Y era natural, porque la solución estaba en sus manos. En un acto de autoconciencia había ido a hablar con sus padres, les habló de sus miedos y temores al ser adoptada y no conocer de dónde provenía. Contrario a lo que esperaba, Albert y Elizabeth se mostraron cariñosos, y le dijeron que jamás hubieran impedido que ella buscase a sus padres biológicos y que, si hubiesen sabido a tiempo que Zoey tenía esa inquietud, incluso habrían procurado ayudarla a buscar las respuestas que tanto necesitaba.

—¿Y qué ha pasado con Nick? —le había preguntado Albert, cuando Zoey terminó de relatarles lo sucedido con Kelly.

—Le pedí que se fuera de la casa...

Elizabeth había bajado la mirada.

—Después de que él hizo todo eso porque te ama, Zoey, ¿por qué? —le había preguntado su mamá.

—Me sentí traicionada...

—Comprendo —había comentado Elizabeth—. Ya encontrarás la manera de perdonarlo o tomar las decisiones que consideres más adecuadas para tu corazón.

Después de haber sostenido aquella conversación, Zoey sentía que podía tener un respiro. Sus inseguridades y tristezas tenían mucho que ver con la idea de que sus padres adoptivos pudiesen sufrir, pero la habían sorprendido —una vez más— con su amor y comprensión.

El hecho de saber que Nick estaba avergonzado de ella y que, casándose, con la capacidad de utilizar todos sus recursos para tapar su pasado familiar, evitaba una posible afrenta al apellido Wolfe, le impedía volver a él. No se creía del todo que la hubiese querido proteger, porque jamás le había dado motivos para pensar que sentía algo por ella más allá de la lujuria. No podía culpar a nadie.

Ella había aceptado esa propuesta de matrimonio, la idea de ser amantes también, con los ojos bien abiertos y consciente de que Nick no la amaba. Había sido ingenua al creer que podría debilitar con el tiempo y con su amor por él las barreras con las que Nick tan férreamente se negaba a abrir su corazón.

—Tierra a Zoey, Tierra a Zoey —dijo Jensen chasqueando los dedos frente al rostro de su amiga.

Ella parpadeó.

—Lo siento, por un momento me perdí en mis ideas —sonrió débilmente, y observó las fotografías—. Supongo que las pondré en un álbum...

Jensen hizo una mueca.

—No creo que esa sea la idea detrás del envío.

Zoey suspiró con resignación.

Después de que Nick se fuera de la casa, a partir del siguiente día, le empezaron a llegar sobres cada mañana. El contenido usual era una fotografía de Zoey en diferentes actividades y épocas de su vida. Detrás de cada toma había un mensaje escrito. Llevaba siete fotos. No las había echado al bote de basura, porque ver las fotos la impulsaban a mantener una esperanza pequeña de que Nick tal vez la quisiera tal como le confesó, pero Zoey ya se había estrellado contra esa pared de acero y temía no poder recuperarse del golpe si volviese a creer y fuese una equivocación.

Votos de traición (COMPLETA)Where stories live. Discover now