10.

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Alfred consiguió dormir aquella noche.

Suspiró saliendo de la ducha a la mañana siguiente.

Cogió la primera toalla que vio. Todo esto era muy raro para él.

Alfred salió del baño y volvió a la habitación de Amaia, yendo al armario, cogiendo unos vaqueros negros y la misma sudadera gris. Parecía que el armario estaba lleno de ropa suya.

Alfred soltó un pequeño quejido cuando sintió que algo se movía en el interior de sus ojos. Corrió al baño a mirarse en el espejo.

¿Desde cuando llevaba lentillas?

Las sacó de sus ojos y comenzó a ver un poco borroso.

¿Dónde estaban sus gafas?

Alfred suspiró, saliendo del cuarto de baño y sentándose en la cama para llamar a su madre.

"¿Alfred?"

"Hola, ¿dónde están mis gafas?"

Se hizo un silencio.

"¿No lo sabes? Alfred, hace años que decidiste dejar de ponerte gafas."

"¿Enserio? ¿Dónde hay una tienda de gafas?"

La madre de Alfred rió. "No lo sé, Alfred. Yo vivo en Barcelona, no en Madrid. Amaia lo sabrá."

Alfred suspiró, "No quiero molestarle."

"Ella probablemente se alegre."

Alfred se mordió el labio. "Está bien..."

"Me tengo que ir Alfred, pero llámame más tarde, cariño. ¿qué tal tu dolor de cabeza?"

"Bien, te llamo después." Dijo sin decirle ni siquiera un te quiero.

Dejo el móvil en la cama, asomando la cabeza antes de salir de la habitación. Parecía que no había señales de Amaia.

"¿Hola?" Preguntó Alfred, bajando las escaleras. Ahí vio un cuerpo.

Se acercó hacia ese cuerpo, resultó ser Amaia dormida en el sofá.

Alfred se sentó en la mesa que había frene al sofá, observando a Amaia dormir.

¿Realmente salía con Amaia?

No parecía su prototipo.

¿Pero entonces, cuál era su prototipo?

Alfred observo a Amaia, y recorrió su cuerpo con la mirada, fijándose en su brazo.

Frunció el ceño mirando el tatuaje que llevaba.

"T'" estaba escrito en cursiva, con la misma caligrafía que el suyo.

Alfred miró su tatuaje, el cual decía "titi"

Seguramente no tendrían ninguna relación, o al menos eso quería pensar Alfred. Él nunca se hubiera hecho un tatuaje, y menos por amor.

Un tatuaje es permanente, si te lo haces no te lo puedes quitar.

Los ojos de Alfred volvieron a recorrer el cuerpo de Amaia, esta vez de su brazo a su cara. Ahí se encontró a Amaia sonriéndole.

Alfred dio un salto cuando se dio cuenta de que Amaia había despertado.

"Lo siento." Dijo levantándose de la mesa y entrando en la cocina.

Amaia rió. "Me gusta esa sudadera."

Alfred miró hacia su sudadera. "Gra... gracias."

"Era mi favorita." Le dijo Amaia.

Amnesia│AlmaiaWhere stories live. Discover now