32.

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"Feliz navidad."

Alfred se apoyó en la pared, sonriendole al móvil. "Gracias, Paula." rió, acariciando su propio pelo.

A las ocho de la mañana el móvil de Alfred sonó, no iba a contestar pero cuando se dio cuenta de que era Paula se vio obligado.

Alfred le dijo que le llamaría y ni siquiera lo hizo, lo menos que podía hacer era cogerlo.

Alfred rodó sus ojos saliendo de la cama, mirando a Amaia dormir. Joder, Alfred también quería dormir, era muy temprano.

"¿has abierto el regalo que te di?"

Alfred por un momento no supo de lo que Paula estaba hablando.

¿regalo?

Alfred estuvo unos segundos pensando.

"¡es verdad!" asintió Alfred, recordando el regalo.

¿como había podido olvidarlo?

"No he tenido tiempo." dijo sincero. "¿y si lo abro ahora?"

Casi pudo sentir como Paula asentía, "si, por favor."

Alfred suspiró, sacándolo de la maleta.

"¿como va tu navidad de momento?" Dijo Alfred, intentando sacar tema de conversación mientras que buscaba.

"Muy bien... estuve anoche con mi tío y nos emborrachamos." rió.

Alfred asintió, sin prestar realmente atención a lo que le decía. "¿vas a descansar?" decía lo primero que se le pasaba por la mente.

Paula suspiró, "afortunadamente si. Tengo una semana de vacaciones en el trabajo."

"Que bien." suspiró Alfred sacando la tarjeta y la caja, con una sonrisa en su cara al pensar en lo que sucedió la noche anterior.

Lo que ocurrió en la ducha fue inesperado para Alfred, pero aun así lo disfrutó mucho.

Fue increíble y Alfred no se sentía tan bien en mucho, mucho tiempo.

Pensaba en la 'cosa' que había entre Amaia y él.

No podía dejar de preguntarse que había entre ellos...

¿estaban comenzando a salir o solo era un romance en proceso? Aun que literalmente ya estaban juntos.

"Ya lo he encontrado." dijo.

"Bien." suspiró Paula.

Alfred sujetó su teléfono con su oreja y su hombro, abriendo el regalo. No estaba cómodo sujetando el teléfono así.

Quitó el envoltorio y puso una confusa cara.

Alfred pasó sus dedos por la caja, llevándolos a lo que había en su interior. Un pequeño sonido sonó cuando lo extrajo de la caja.

Dios.

"Oh dios mío." los ojos de Alfred se abrieron como platos, "¿cuanto te ha costado?" preguntó sacando la pulsera de plata.

Nunca había recibido un regalo como ese... no sabía que hacer.

"Eso no es importante." Dijo Paula, esquivando la pregunta. Parecía nerviosa.

Alfred lo acarició, viendo su nombre grabado en el interior. "Paula." negó, "esto es demasiado." no podía aceptar un regalo así.

"No, no lo es." le presionó Paula, "quiero que lo tengas."

Alfred se mordió el labio, "Joder, Paula."

Paula rió, "me alegro de que te guste."

El sonrió, encorvando sus hombros. "gracias." susurró, mirando a Amaia dormir. Se mordió el labio inferior. "Debería empezar a vestirme, pero te veré cuando vuelva a Madrid. Te intentaré llamar."

Amnesia│AlmaiaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant