34.

4.8K 436 108
                                    

"Que bien volver a estar en casa." suspiró Alfred, cayendo en su cama y la de Amaia.

Casa.

Alfred finalmente decía 'casa' sin sentirse incómodo.

El concierto de Paul Mccartney era en año nuevo, así que Amaia y Alfred se volvieron a Madrid para poder ir.

"Alfred, ¿puedo explotarte este grano?" preguntó Amaia, apoyándose sobre sus codos. Su pelo era un desastre.

Amaia llevaba todo el viaje de vuelta preguntándole a Alfred si le podía explotar el grano que había en su cuello, diciéndole que 'lo necesitaba'.

Su propuesta no sorprendió a Alfred.

Él había recordado también que ella amaba explotarle granos.

"No, explota tus propios granos."

Amaia rodó los ojos, "por favor."

Alfred negó.

"Ya habríamos terminado si no te negaras."

"Duele mucho."

"Para de comportarte como un bebé." dijo, sentándose sobre él.

"Pero hazlo rápido, por favor." Dijo, acabando cediendo.

Alfred cerró los ojos con fuerza cuando sintió a Amaia explotarlo.

"Auuuu." se quejó.

Amaia se mordió el labio. "Y... ya esta." dijo, sonriendo. "Y ahora vamos a curarlo." y entonces besó repetidas veces la parte afectada.

"Que dolor." se quejó Alfred, acariciando su cuello cuando Amaia dejó de besarlo.

Alguien llamó a la puerta.

"Ves tú." dijo Amaia.

"Tu vienes conmigo." Le dijo Alfred, cogiéndola en brazos.

"No... no me cojas." se quejó, rodando los ojos.

Alfred lo hizo de todas formas.

"¿que vamos a cenar esta noche?" preguntó Amaia, enredando sus brazos en la nuca de Alfred para no caerse.

Alfred se encogió de hombros, caminando con Amaia hasta la puerta. "A ninguno se nos da bien cocinar así que..."

"Comida rápida" dijo Amaia, ilusionada.

Se acercaron a la puerta.

"Abre tú." le dijo Alfred a Amaia, por si al abrir él hacía que ella se cayese.

Cuando lo hizo, Paula apareció detrás de la puerta.

"Paula." Dijo Alfred, intentando soltar a Amaia por un momento, pero ella se apretó más a su cuello.

"¿que haces aquí?" dijo Amaia.

"Eh... yo..." empezó Paula.

"Si, está ocupado." le interrumpió Amaia.

Alfred se mordió el labio, "Necesito hablar con Paula, Amaia." dijo soltándole. "¿por que no vas a pedir la pizza?" dijo, mientras Amaia bajaba.

"Claro." Dijo Amaia, seria. Cogió su abrigo de la percha. "Tardaré diez minutos." dijo pasando por el lado de Paula, golpeándole con su hombro.

Alfred invitó a Paula a pasar.

"¿tu también tienes que hablar conmigo?" le preguntó Paula.

Él asintió, "si, ponte cómoda." Dijo señalando el sofá mientras el iba hacia la habitación.

Diez minutos no eran muchos para hablar con alguien seriamente.

Alfred entró, cogiendo su maleta lo más rápido que pudo. Comenzó a lanzar la ropa, buscando.

Tardó un minuto en encontrarlo. Volvió al sofá, viendo a Paula sentada.

"Toma." dijo dándole la caja.

Paula frunció el ceño, reconociendo inmediatamente lo que era. "¿es el brazalete?" miró a Alfred confuso.

"no puedo aceptarlo, Paula." dijo negando. "Es demasiado y siento que lo que esto implica significa más para ti que para mi."

"¿no te gusta?"

"Claro que si." Suspiró Alfred, "pero..." se mordió el labio. "No parece un regalo para un amigo, si no para más que amigos..."

Paula alzó las cejas al ver que Alfred le estaba mandando a la 'friend zone'. "¿no estaba claro que me gustabas?"

"Tenía miedo de que dijeras eso, lo presentía." Susurró Alfred.

"¿el que?" le preguntó Paula, acercándose a él.

"No puedo aceptar este tipo de regalos de ti, Paula. Me halaga gustarte y eso pero..." paró por un segundo. "Estoy con... Amaia." dijo mirando al suelo. "Lo siento."

Paula se quedó sin palabras.

"¿estás con Amaia?" dijo con un hilo de voz.

Alfred asintió, "si."

Paula se dio lastima a ella misma. "Por supuesto." dijo empezando a caminar. "Realmente no estoy sorprendida."

"¿que quieres decir?" dijo Alfred, siguiéndola.

"Los dos estáis locos, eso es lo que quiero decir."

La boca de Alfred se abrió, "¿que?" respiró, mirando a Paula atónito.

"Ni siquiera me importa. De todas maneras solo me hubieras servido para una noche."

Eso era lo que él significaba para ella.

Paula le podía haber dejado sin nada, por esa mierda de 'una noche'

Alfred pestañeó, "¿sabes qué? me encanta el color rosa de tu Iphone." dijo quitándole el móvil a Paula de las manos, sonriendo. "El rosa metálico siempre me ha gustado."

"Devuélvemelo Alfred." Dijo Paula seria.

Alfred arrugó su nariz tiernamente y se giro, caminando hacia la ventana que mostraba una preciosa vista del cielo oscurecido.

Abrió la ventana, moviendo el teléfono de Paula, con la alegría escrita en sus ojos.

"¿que coño haces?"

Alfred miró a Paula, "Ventajas de vivir en una casa con un muro a pocos metros." sonrió, alzando su mano. "Todo se rompe al chocar con él." dijo, lanzando el móvil sin pestañear. "Ahora ve a por él." dijo colocando su mano en su oreja para escuchar el sonido del móvil romperse. "Amo ese sonido, ¿y tú?"

"Eres un..."

Alfred dio un paso hacia ella. "Quiero que tomes este precioso brazalete y lo saques de aquí junto a tu trasero, ¿vale?" Dijo. "Vete de mi casa, y la de Amaia." dijo subrallándo a Amaia con su voz.

-

Por fin se han cumplido vuestras súplicas! Hasta luego Paula, o no? Bueno eso tendréis que verlo! Tengo una mala noticia que daros. Cuando lleguemos a 300 votos subo el próximo. Y por qué a 300? Son muchísimos! Pues por qué... será el último capítulo.

Si.

Aquí parece que se acaba esta historia. O no.

Bueno... cuando publique el próximo os haré una pregunta que quizás os guste mucho mucho la idea que conlleva!

Por favor, hoy me apetece mucho leeros y escribiros, contarme todo lo que queráis por comentarios sobre la novela.

Amnesia│AlmaiaWhere stories live. Discover now