Capítulo 5: Green.

7K 639 153
                                    

Butch y Bellota buscan algún guardia de seguridad que ayude a la pequeña Penny a encontrar a sus padres. Los ojos de la niña se detienen en cada una de las personas con las que se cruzan por los pasillos esperando encontrar algún rostro familiar.

— Antes me confundió con su padre — dice Butch en voz baja. — Por si acaso ve mirando por si ves a alguien que se parezca a mí.

— Está bien — contesta la ojiverde.

No tardan en dar con un segurata que deambula entre el gentío con las manos detrás de la espalda y con pinta de estar distraído. Cuando ve que se dirigen a él, les ofrece una sonrisa.

— ¿Puedo ayudarles?

— Sí, esta niña se ha perdido y esperábamos que pudiese echarnos una mano para encontrar...

— Lo siento — los interrumpe el guardia. — De los niños que se pierden se encarga mi compañero Carrison, vayan a hablar con él.

— ¿Y dónde le podemos encontrar?

— Miren ese pasillo; van todo recto, al fondo giran a la derecha, encontrarán otro pasillo, entran en él y es la primera puerta a la izquierda. Gracias por su colaboración, que tengan buen día.

Dicho aquello, el tipo vuelve a sonreír y les da la espalda para echarle la bronca a una señora que acaba de encender un cigarro. Penny mira con expectación a Bellota y Butch, que no dan crédito a lo que acaba de pasar.

— Qué irresponsable... — murmura ella.

— Bueno, vamos a buscar al tal Carrison.

Siguiendo las instrucciones, los morenos llegan a la sala indicada y se encuentran con un panorama que no esperaban. En la estancia hay al menos veinte niños de distintas edades que corren, juegan, gritan, pintan las paredes o lloran mientras se molestan unos a otros.

En medio de todo el caos se encuentra un hombre de aproximadamente cuarenta años, con ojeras y cara de desesperación. Una niña le está pintando flores en el pantalón pero el tipo no parece darse cuenta. Al verlos entrar salta de la silla con la mano en alto.

— Lo siento, ¡pero esto no es una guardería! ¡No más niños, por favor! — dice en tono de súplica.

— Deje que le expliquemos, hemos encontrado a esta niña que se ha perdido y un compañero suyo nos ha dicho que usted podría ayudarnos...

— ¡Esa excusa meten todos! — replica el tipo. — La gente deja a los niños por ahí y luego vienen a buscarlos aquí como si nada. O directamente me los traen y me piden que se los vigile mientras ellos están por allí tomando cafés. ¡Pues ya no más!

— Pero nosotros...

— Ustedes nada, déjenme, que bastante tengo ya con todos estos. ¡Llevo desde las cuatro de la mañana así! Se llevan a unos y vienen otros. ¡Ya estoy harto!

— Escúcheme, esta niña se ha perdido — repite Butch. Acto seguido, camina hasta el señor y le agarra del cuello de la camisa. — Así que haga el favor de coger ese put...

— ¡Butch! Nada de palabrotas, que hay niños delante — le regaña Bellota.

El chico gruñe por lo bajo pero rectifica.

— Haga el favor de coger ese maldito micrófono que tiene ahí e informe de que Penny, de siete años, cabello rizado, ojos marrones y vestido azul se ha perdido. Que vengan a buscarla.

El tipo asiente, asustado, y se suelta del agarre de Butch para apretar el botón rojo del micrófono y decir lo que el moreno le ha solicitado.

— Listo, ahora esperen por aquí si son tan amables.

¡Atrapados! (Ppg y Rrb)On viuen les histories. Descobreix ara