Capítulo 7: Red.

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Bombón no puede verse la cara en esos momentos, pero sabe que sus mejillas deben estar rojas como los ojos de su jefe. Esos ojos que ahora están a unos centímetros de los suyos y que casi había olvidado que tan de cerca daban escalofríos.
La pelirroja no sabe seguro si la vergüenza que siente es por haberse caído con la sacudida del ascensor o por la cercanía de Brick.

- ¿Se ha hecho daño?

- Estoy bien, gracias.

La ojirrosa se levanta con la ayuda de Brick y descubre que al caer se ha hecho un rasguño en la rodilla. No hay sangre, pero duele un poco por el golpe, sobre todo cuando se apoya en esa pierna.

- No es nada - dictamina el pelirrojo tras ver la marca rojiza del golpe. - Siéntese un rato y se le pasará. ¿Quiere una aspirina? Creo que tengo una por aquí...

Ella niega con la cabeza. Brick es así, a unas cosas les da más importancia de la que tienen y a otras se la resta. Bombón se sienta en el suelo y suelta un largo suspiro. El pelirrojo vuelve a sentarse también y le ofrece la petaca para que beba un poco.

- Este día mejora por momentos... - comenta con sarcasmo.

- Alegre esa cara, Utonium. Pronto nos sacarán de aquí y podrá irse a festejar - Brick bebe un trago de la petaca y apoya la cabeza en la pared a su espalda. - Y yo me reuniré con mi hermano.

- Me alegro por ustedes, de verdad. Le habrá echado mucho en falta todo este tiempo.

- Solo espero que haya escarmentado y no vuelva a hacer estupideces...

- Seguro que sí.

Los pelirrojos siguen pasándose la petaca hasta que el alcohol que contiene se acaba. Entonces Brick saca otra del maletín y la muestra como un trofeo.

- ¿Está de broma? - pregunta Bombón. - ¿Cuántas lleva?

- No se haga ilusiones, solo dos. La que llevo siempre encima y esta otra que cogí para mi hermano, pero dada la situación y a falta de otra cosa... salud.

La segunda petaca termina en menos tiempo que la primera y vuelven a quedarse sin nada. Brick saca su móvil para llamar a su hermano, pero el número no está disponible. Echa un vistazo a su izquierda, su secretaria ahora parece triste.

- No pierda la esperanza, son poco más de las siete.

- A las siete tenía que estar en el restaurante.

- Bueno, aún puede llegar para el postre.

Otro silencio largo invade el ascensor. Tal vez sea porque ha tomado alcohol sin haber comido nada más que una barrita de chocolate, pero a Bombón le entran ganas de llorar. Y lo achaca al alcohol porque ella no suele llorar así como así.

- ¿La iba a esperar su novio o qué? - cuestiona Brick de pronto.

- No tengo novio, señor.

- Creía que salía usted con alguien - miente. - Una vez la vi besando a un hombre.

Bombón supone que a Brick también le tiene que haber afectado el alcohol porque de otra forma no estarían manteniendo esa conversación.

- Hace tiempo que no tengo pareja... - Bombón se queda pensativa, está desanimada. - Mi último novio me dejó hace dos años y desde entonces nada - concluye y se encoge de hombros.

- Él se lo pierde - dice como quien no quiere la cosa. - ¿Por qué la dejó? ¿Había otra?

- No, de hecho me dejó porque decía que pensaba demasiado en el trabajo, en la empresa... y que estaba más pendiente de usted que de él. ¿Y sabe qué? Tenía razón.

¡Atrapados! (Ppg y Rrb)Where stories live. Discover now