Capítulo 31

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Atrapada entre la penumbra del lugar, se observaba aquel humo negro rodear el paraje, la oscuridad cubría todo a su paso. Diana quien fijaba se atención a la nada aprecio unos rincones grises que darían algo de luminosidad al lugar. El clima en su totalidad era frio, calculando unos 400 grados bajo cero, cualquier desafortunados se podría congelar y morir de una forma instantánea. La rubia agradecida de conservar la magia fuerte e intacta se protegía de la baja temperatura y comenzó a buscar al responsable del truco de mal gusto.

—Sea quien seas, quiero que te muestres y dejes de ocultarte—Disparo con seguridad y firmeza.

Las risas de aquel desconocido se escucharon sin punto de origen, los ecos ensordecedores no fueron muy agradables para los oídos lo que causo que Diana se los cubriera por unos instantes.

—Qué molestia—Se quejó fastidiada—Si vas hacer que pierda mi valioso tiempo que sea de una forma honorable—Aparto las manos de los oídos con pesar y elevo la mirada—Muéstrate y terminemos con esto.

Lo que estuviera riéndose ahogando el lugar con ese molesto sonido dejo de hacerlo y hablo— ¿Por qué debería mostrarme ante usted?

— ¿Acaso no es obvio?, tú me has llamado y usaste esa magia extraña para traerme... no tengo idea de lo que deseas hacer y tampoco me importa así que terminemos con esto—Su enojo con la mirada perfilada y llena de recelo dejo al descubierto su ira hacia aquel que osaba interrumpir su misión.

—Está muy enojada—Su voz se escuchó burlona y estallo a carcajadas.

Indiferente a las burlas Diana recito un hechizo con el único fin de alumbrar y hallar aquel ser detestable. Con la luz iluminando los rincones aquellas risas dejaron de oírse siendo remplazadas por quejas dolorosas y momentos agonizantes de lo que sea que aquello estuviera observándola.

— ¡Mierda! —Eso o aquello grito de dolor y molestia— ¡Apaga esa maldita luz!

— ¿Por qué debería? —Dijo con tizna de enojo y burla—Estoy perdiendo el tiempo y deseo salir de aquí lo antes posible, hay cosas más importantes que requieren mi atención y perderlo contigo no está en mis planes—Contesto con poco atrevimiento un voz tosca.

—Se nota lo apurada que está bella jovencita, pero... ¿Se te ha preguntado donde está parada ahora mismo? —Aún con lo doloroso que resultaba ser la luz, eso que la vigilaba recupero el control con su altanería y malevolencia.

Un mal presentimiento rondo por la conciencia de Diana y la mayor razón que la orillo a mantenerse alerta, inmediatamente deseaba su salida debido a ese terrible pensamiento. Si su instinto no sé equivocaba las cosas problemáticas irían en aumento. Lo que sea que la vigilaba era una entidad superior a la maldad que representaba Darrelle, algo más perverso y macabro rondaba observándola en ese lugar desconocido.

—Eso no me interesa—Ilumino más la luz con su varita— ¿Cómo salgo de este lugar? ¡Dímelo ahora mismo!—Exigió con dureza y exasperación.

—Tranquilícese, no hay prisas bella rubia—Contesto con un tono calculador y amenazante—Aún tiene tiempo, oh mejor dicho...todo el tiempo del mundo, porque eso no existe en este paraje—Se mofo con burla.

— ¿Qué quieres? —Soltó en seco.

Aquello dejo las burlas remplazándolas a una sed curiosa y realizo el siguiente cuestionamiento— ¿Por qué cree que quiero algo de usted?

La desesperación abundo en la conciencia de Diana, no quería perder más tiempo con los estúpidos juegos de puzzle con ese ser desconocido. Antes debía llegar a Merlín con el fin de guiarlo hacia Akko, pero este ser que habitaba en aquella espesa oscuridad jugaba sus cartas, ¿Era cuestión de mantenerla ocupada? O ¿Había información que debía saber proviniendo de él?, no sabía sus intenciones y las preguntas eran poco útiles en esas circunstancias, ya que por cada una que realizaba, aquello le formulaba otra sin tomarse las molestias de responder los cuestionamientos de la rubia.

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