Veinte

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Dedicado a FatiMoon79, AylaGrazer y The_Demogorgon. Muchas gracias por todo, siempre.

***

Cuando dijiste tu último adiós
morí un poco por dentro

La luz era tenue, empezaba a contrastar con el cielo gris que poco a poco se iba oscureciendo. El viento frío corría suave por sus cabellos, provocando ligeros temblores en sus dedos entumecidos. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? Dos, tres, cuatro horas... había perdido la cuenta, lo único en su cabeza era mantenerse de pie, solo un poco más.

Mientras tanto en su pecho, nada sucedía aún. Su corazón estaba calmo, como anestesiado por la absurda espera que, a cada segundo, parecía tener menos sentido que antes. ¿Qué era lo que esperaba realmente? No tenía respuestas, prefería no pensar hasta que llegara el momento de volver a casa. El miedo seguía presente, en sus diferentes versiones, ya nada podía ser peor que eso.

La noche cerró por completo, las calles ajetreadas comenzaron a desocuparse y él no podía decidir qué hacer. Un ruido lejano le hizo levantar la cabeza, era el chirrido de una puerta metálica que ahora se cerraba pesadamente al otro lado de la calle. La sangre pareció detenerse a medio camino, era como estar cayendo a través de un agujero negro, sin tiempo ni espacio. Era así de irreal.

Guardó las llaves en su bolsillo después de colocar los candados. Tenía una bufanda guinda alrededor de su cuello para protegerlo de las inclemencias del invierno. Sus rizos, ligeramente oscurecidos por el tiempo, caían de la misma manera sobre su frente pálida. La imagen parecía estar del otro lado de una ventana que no se atrevía a abrir. Lo vio caminar tranquilamente por la calle, mientras nubes de humo cálido salían de su boca y desaparecían sin dejar rastro.

Sus pies empezaron a moverse por inercia, siguiendo el mismo camino a unos metros de distancia. Sin darse cuenta había empezado a caminar más rápido, ya estaba corriendo y ni siquiera podía reparar en eso. Entonces alargó su mano y pudo sentir como sus dedos presionaban la suave tela de su abrigo gris. Eso fue todo. Su cerebro terminó de desconectarse.

Volteó con un sobresalto. Alguien lo sujetaba con una fuerza inusitada que al principio logró asustarlo. Sintió que sus ojos picaban y nublaban su vista, su rostro distorsionado por la humedad empezaba a armarse como un rompecabezas entre sus recuerdos. Sus labios rojos, entreabiertos y trémulos, dibujaban una media sonrisa, podía jurarlo, aunque la expresión de su rostro expresara todo lo contrario.

El silencio cayó pesado entre sus figuras estáticas, que contenían las ganas de huir y de quedarse detenidos eternamente. Nada. Esa era la única forma de definir ese instante. Todo el mundo, el tiempo, la vida, todo, se resumía en nada mientras los dos se miraban fijamente sin atreverse a pronunciar palabra alguna, por el miedo a que todo se desvaneciera como el humo gris que deja una fogata al consumirse por completo.

- No respondiste - se atrevió a decir después de varios minutos. Su voz grave acarició los cinco años que habían alejado su recuerdo.

- Lo hice, pero no tuve el valor de enviarlo - respondió con un susurro que se fue a medias con el viento que seguía soplando inmutable.

- Asumí que era un sí, dime que no estoy equivocado - ordenó, de la misma manera que lo hacía siempre que quería tener la razón.

- Siempre es un sí, Finn - respondió, siendo consciente de que jamás sería capaz de luchar contra esa forma tan arrogante que tenía de pedir las cosas.

Stay in my Heart ~ Fack ~Where stories live. Discover now