Veintisiete

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Dedicado a mariafernandacota <3

***

Supe desde el momento
en que nos conocimos
qué indudablemente
nos pertenecemos

- ¿Cómo te llamas? - la mujer miró expectante el rostro pálido del joven que estaba de pie frente a su tienda.

- ¿Nombre? - repitió como si recién acabara de darse cuenta de algo.

- ¿Estás perdido? ¿Te sientes bien? - la mujer parecía angustiada, no estaba segura de lo que debía hacer en ese momento - Llamaré a la policía, ellos podrán ayudarte, ¿está bien?

- Necesito volver a casa, necesito volver... - repetía para sí mismo - ¿En dónde? En dónde...

Un velo blanco parecía haber cubierto todo al interior de su cabeza, no podía recordar ni procesar nada correctamente. Se sentía como encerrado en una caja que no le permitía ver más allá del presente. Su pulso se aceleró considerablemente y una presión en la parte de atrás de su nuca empezaba a hacerse más intensa, el dolor iba subiendo por su columna vertebral como una serpiente que envenenaba todo a su paso.

- ¡Ah! - cubrió sus ojos con ambas manos, la luz del día empeoraba más el dolor, lo hacía insoportable. La señora lo miraba entre asustada y preocupada - ¡No, no, no! - sus latidos retumbaban en su cabeza, haciendo un eco grave y punzante.

- Calma, por favor, la policía llegará en cualquier momento - quiso poner su mano sobre el hombro del muchacho, pero este se apartó al instante.

Su piel, ese pequeño roce parecía haberla deshecho. Se miró, no tenía nada en el lugar donde se había producido el contacto, sin embargo quemaba como si agua caliente hubiese sido derramada en ese punto.  Escuchó las sirenas de la patrulla cada vez más cerca, hasta que el auto blanco se estacionó frente a él. Un policía alto y fornido se acercó, pidiendo explicaciones.

- No lo sé, él solo estaba ahí y salí a preguntar si se encontraba bien, pero no respondía... Ahora parece que algo malo le sucede - explicaba aún confundida por aquella extraña situación.

- Señor, ¿podemos contactarnos con alguien para que pueda venir por usted? - preguntó el policía, mirándolo como si fuese un bicho raro.

No tenía una respuesta para esa ni para otra pregunta, algo no funcionaba bien dentro de su cabeza y lo único que podía percibir era el dolor.

***

Un líquido cálido sobre su mano lo había despertado. En medio de la oscuridad, empezó a tantear sobre las sábanas, su cerebro funcionaba a medias e intentaba reconocer qué era aquella sustancia que se había vuelto pegajosa. De repente, sintió el olor inconfundible a metal y sus ojos se abrieron por completo. Encendió la luz de la lámpara, botando un portaretratos en su camino, ni siquiera prestó atención a los vidrios rompiéndose al estrellarse contra el piso.

Las sábanas blancas se habían teñido de un rojo intenso, la sangre emanaba de su boca copiosamente y solo entonces escuchó la respiración acelerada de Jack, que se intercalada con episodios de tos cada vez más frecuentes. Cogió el teléfono y llamó al 911, pidiendo una ambulancia.

Las luces rojas y la sirena de la ambulancia eran lo único que su cerebro percibía, sujetaba la mano de Jack deseando llegar lo antes posible al hospital. Los paramédicos bajaron la camilla con rapidez, su estado era bastante crítico pues había perdido mucha sangre. Se culpó por no haberlo notado, debería haberse dado cuenta, ese pequeño detalle podía significar muchas cosas, como por ejemplo que el rizado siguiera con vida. Se sentó en la sala de espera, deseando que todo pasara rápido, ya se había acostumbrado a estar ahí. El olor le era tan familiar y a la vez le producía desapego, incluso el silencio lo perturbaba de sobremanera.

Stay in my Heart ~ Fack ~Where stories live. Discover now