𝑴𝒊 𝑹𝒆𝒈𝒓𝒆𝒔𝒐 𝒂 𝑷𝒂𝒓𝒊́𝒔 [ Adrien/Chat Noir ]

《𝓐 𝓝𝓾𝓮𝓿𝓪 𝓨𝓸𝓻𝓴》

[ Marzo 20 ]

Recuerdo muy bien cada palabra de aquella noticia.

<<Ni siquiera nuestros héroes pueden ver esta escena, ¿por qué?

Estos chicos mencionan que este hombre poseía más de 200 años de edad, lo que pudo haber sido nuestra respuesta de aquella muerte.>>

Las palabras del maestro Fu rondaban por mi cabeza.

<<...Mi tiempo llegó y no podía dejar mi trabajo en manos de alguien que no lo merecía>>

Su estado y su comportamiento. La imagen de él en la portada, dentro de una bolsa y sobre una camilla, me hacía sentir mal por no haber estado ahí por lo menos unos minutos más.

Pasó una semana, me explicaron cómo comenzaron sus aventuras como súper héroes. Chloe estaba más emocionada que yo misma por contarme todas las cosas que pasó durante su comienzo como Queen Bee. Al parecer no podía aguantarse más guardar las cosas que quería decirme. Nathaniel sabía sobre su identidad, por sobre todo, por ser su esposo. Bien, un peso menos de encima.

Después de mi trabajo, regresé a casa a almorzar con Luka, quien mágicamente ya se encontraba dentro haciendo de comer. Cuando terminamos de comer, nos sentamos en el sofá a ver la televisión, y mientras los comerciales pasaban, nos contábamos cómo nos había ido en el trabajo, hasta que comenzó a hacerme cosquillas, terminando acostado sobre mí. Yo rodeaba su cuello con mis brazos y él sobaba mis brazos con sus pulgares de manera que estuviera cómodo. En eso, uno de los teléfonos sonó, antes de que él se pusiera de pie en busca del mío, mientras yo seguía observando la pantalla.

—¿Halo? —Contestó. —¿Quién habla? —Se giró a mí. —Emm... ¿Cuál es el... nombre de... su hija? —Cuando comenzó a hablar en ingles, inseguro de lo que decía, me senté en el sofá, observándolo. Me entregó el telefono después de revisar el número que llamaba. Lo miré, extrañada, el número que llamaba no lo reconocía. —Si no conoces el número, cortala. —Coloqué el teléfono en mi oreja.

—¿Sí? —Hablé.

—______, gracias a Dios. Cariño, hija.

—¿Mamá?

—Vuelve a Nueva York. —Sonaba desesperada. Miré al cielo, pidiendo que dejara de suplicar.

—Mamá, no-

—Por favor, cariño. Te necesito aquí.

—Te lo dije, ma, no regresaré. Odio Nueva York.

—Por favor, regresa.

—Estoy bien aquí en la ciuadad.

—N-No es eso... Tu padre.

—¿Qué sucede con mi padre? —Mi gesto cambió.

—Está muy enfermo, la ambulancia llegó hace rato por él. Lo encontré tirado en el suelo de la sala, su respiración se acababa. Hija, por favor.

—¿Dónde está mi hermano?

—Llegará en un momento, no debe estar muy lejos. —Miré a Luka, quien me miraba con preocupación.

—B-Bien... Estaré ahí para mañana. —Escuché un suspiro de alivio de su parte.

—Gracias, hermosa. Cuidate, te amo.