《𝓤𝓷𝓪 𝓒𝓲𝓽𝓪 𝓹𝓪𝓻𝓪 𝓡𝓮𝓬𝓸𝓻𝓭𝓪𝓻》

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[ 6 p.m. ]

Cuando me di cuanta, me había quedado dormida, con él aún entre mis brazos, igualmente dormido. Lo miré con ternura, se veía que todavía se sentía mal por el estrés y el poco frío que aún lo invadía internamente. De vez en cuanto estornudaba en mi blusón y se acorrucaba más. Acaricié su mejilla antes de ver al cristal de la puerta, ya estaba oscureciendo. Me estiré para alcanzar mi teléfono y poder ver la hora. Ya era tiempo de correrlo. Moví suavemente su hombro, haciendo que sus ojitos se abrieran con flojera.

—Adrien... —Acuné su rostro con mis manos, sobando sus pómulos con mis pulgares. —Despierta.

—No quiero. —Cerró los ojos, impidiendo levantarme.

—Tienes que irte, tengo que salir.

—¿A dónde vas a ir? —Abrió los ojos por completo, curioso.

—Voy a ir a... una junta en mi trabajo y de paso a recoger algo. —Me miró con sus ojos entre cerrados, sacando su arma para ver la hora.

—¿En sábado a las casi 6:30? —Me quejé internamente, saliendo de su agarre, se sentó en la orilla y alborotó su cabello.

—Vamos, regresa a casa. Ya es tarde. —Me puse detrás de él y lo empujé un par de veces sin fuerza. —Tu padre se molestará si no estás. —No pensaba moverse, estaba segura.

—A mi padre ya no le importa si estoy o no, ya soy mayor como para que esté detrás de mí. —Rodeé su cuello, aún a sus espaldas.

—Vete.

—¿Por qué me estás corriendo? Estabamos muy bien así.

—Tengo algo importante que hacer, ¿si?

—Bien. Yo te llevo a tu trabajo y te regreso-

—No. —No me dejaría salir si le decía a dónde me dirigía. —Yo iré sola. No es necesario que me acompañes.

—Está anocheciendo, puede pasarte algo. —Me puse de pie y de un brinco bajé de la cama, tomé sus manos y lo obligué a ponerse de pie.

—No te preocupes, estaré bien. No estaré sola.

—¿Quién estará contigo?

—Agh, eres un metiche. No tengo porque darte explicaciones de mi vida. Anda, sal. —Intenté abrir la puerta, de no ser por su fuerza que me impidió que la abriera.

—¿Qué ocultas? —Su mano estaba sobre mi hombro, recargada en el cristal.

—N-Nada, solo estoy pidiendo que te vayas... Por favor. —Su mirada estaba clavada en la mía, tratando de intimidarme. —Con esa mirada no harás que cambie de opinión.

—Si no me dices a dónde y con quién irás, no voy a dejarte salir. —Cada vez se acercaba más a mi rostro, su mano derecha tomando mi cintura, acercándome a él.

—Iré a mi trabajo, ya te lo dije. —Desvié la cabeza, intentando no tener contacto visual.

—Ajá, ¿y quién estará contigo?

—L-Leonard-

—No irás. —Me soltó, dándose la vuelta y sentandose nuevamente en la cama.

—¿¡Uh!?

—Con que solo hayas mencionado un nombre de hombre, no irás.

—Ni siquiera lo conoces.

—No me importa. Ya te dije que no irás. —Me miró seriamente, transmitiendo molestia. Me puse seria, nadie me decía qué hacer.

𝑴𝒊 𝑹𝒆𝒈𝒓𝒆𝒔𝒐 𝒂 𝑷𝒂𝒓𝒊́𝒔 [ Adrien/Chat Noir ]Where stories live. Discover now