5.

10.4K 955 76
                                    

Aitana.

Era estúpido estar nerviosa y hasta me sentía insoportable por estarlo, pero no podía negar que era una linda sensación, diferente a cualquiera que haya vivido antes con mi ex pareja, porque afrontaba de otra manera ver a Santiago, no sabía cuál pero alguna diferente era, me hacía estar expectante e incluso ansiosa, impaciente también ya que habían pasado siete minutos de las cinco y aún no llegaba. Por más intentos de mi parte por fingir que estaba tranquila no me encontraba así, y me daba miedo ser evidente.

Desde pensar en la ropa qué ponerse a cómo sentarse para esperarlo era de locos, pero nadie podía negar que no lo hiciera, al menos yo me encontraba sentándome en diferentes posiciones para fingir relajación aunque dudaba que no se notara, las caras que poner, las miradas, el tipo de sonrisa, todo influía y me mataba de ansiedad para ser alguien que podía ser pasajero.

—Perdón, perdón, perdón. —me dijo en cuanto llegó y todo mi plan se esfumó, porque no hice nada de lo que tenía pensado, me sobresalté un poco estúpidamente y sonreí sin pensarlo, ni siquiera me imaginaba cómo se habrá visto eso, y si sintió que lo olí cuando me saludó con un beso en la mejilla. —Perdón hola, me re atrasé ¿no?

—Ocho minutos para ser exactos. —dije mostrándole la pantalla de mi celular e hizo una mueca sentándose frente a mí, aunque le prestó atención a mi teléfono y sonrió.

Sí, era lindo, de noche y en borracha podía pensar lo mismo de esa sonrisa.

— ¿Es tuyo el pez?

—Sí, bueno ya no, pero sí lo era.

— ¿Murió?

— ¡No! —me reí y miré a Cristóbal, mi pez, que aún seguía en mi antigua casa. —Ya no vive conmigo, en fin ¿cómo estás, sobrio?

—Sí, sobrio listo para inyectarme una dosis de cafeína, y perdón que llegara tarde al gran acontecimiento, pero mi mamá justo había salido a comprar y mi hija tenía que ir al baño y todo me retrasó.

—No pasa nada, de todas formas no iba a iniciar este acontecimiento sin vos, al menos no pienso inyectarme una dosis de ningún tipo sin tu compañía antes.

— ¿O sea que si caes me vas a arrastrar a mí?

—Claramente. —le dije y ambos nos reímos. La chica que se había acercado al comienzo a atenderme, volvió a hacerlo para tomar nuestros pedidos, no tardó mucho en hacerlo y en cuanto se fue, quise seguir rompiendo el hielo afirmando lo que más me llamaba la atención de él. — Así que tenés una hija.

—Sí, Lupe se llama, tiene tres.

—Recuerdo haberla visto el domingo, pero con todo lo que te stalkeé creo que me gustó más ella que vos, es muy linda.

—Difiero con mi análisis de stalkeo, pero gracias, tiene mucho de mí como habrás visto. —se señaló la cara y yo me reí asintiendo, realmente era parecida a él aunque hiciera un chiste al respecto con una sonrisa al final. —A los ojos de papá siempre va a ser un bombón.

—A los ojos de papá y de la lógica en general, en serio lo digo, no por compromiso.

—Bueno gracias, ojalá siga así de linda como el papá.

—Qué malo, ¿qué le toca a la madre?

—Nada, literalmente. —se rió un poco y yo sonreí, pero no supe qué decir al respecto y él hizo un ademán. —No tiene mamá, todo es de papá.

— ¿Y papá es todo de ella?

—Todo, pero por suerte le enseñé a compartir. —sonrió y no pude evitar hacerlo también. Me relajé por completó cuando lo dijo porque a pesar de ver un destello de intención, se me hacía bastante fácil de sobrellevar, era hasta placentero tener el tipo de cita que estábamos afrontando y sólo era el comienzo.

Más de Dos.Where stories live. Discover now