27.

8.9K 739 69
                                    

Aitana.

No podía ser negociable cuando lo veía en el peor estado que pude conocer en tantos años, abatido por la reacción que tenía a la quimioterapia, esa sustancia que a través de intravenosa le pasaban y lo dejaba irreconocible, no era Emiliano para mí, su cuerpo débil, su aspecto deplorable, su tez amarillenta y los labios morados, haciendo fuerza para vomitar lo que no tenía en el estomago. Su mamá le pasó una toalla húmeda para que se limpiara la boca y con la mano temblorosa lo hizo, se la devolvió y esta se levantó para dirigirse al baño.

—Voy a lavar esto y pasar por el kiosco, ¿Aitu querés algo?

—No, no, gracias.

—Bueno me escapo unos minutos. —le dijo a su hijo y él sonrió desganado, me miró con ese mismo intento de sonrisa y me puse nerviosa por haberme quedado a solas, pero era un poco estúpido porque a pesar de estar irreconocible, no dejaba de ser quien yo conocía.

—Gracias por venir... me hace bien verte.

—No hay de qué, me alegro que... algo te pueda hacer bien.

— ¿Cómo estás con la carrera... el trabajo?

—Bien, me queda este cuatrimestre y el que viene rindo las últimas materias, y ya me recibo, el trabajo bien, como siempre no cambió en nada.

—Ah qué bueno, ¿y con... cómo se llama?

—Santiago. —me aclaré la voz y sentí un escalofrío subirme por la espalda, de tan sólo pensar en él me recordaba lo mucho que estaba haciendo por mí, en entender un poco más y ser paciente, lo cual agradecía y me alcanzaba, pero creía que no debía presionar y por eso decidí no contarle dónde estaba. —muy bien, gracias.

— ¿Tiene una hija no?

—Sí.

— ¿Y cómo... se porta?

—Re bien, es un amor de nena, nos queremos mucho así que es fácil tratarla.

—Me imagino que... habrá despertado en vos... un poco más de ese instinto maternal que... ya tenías.

—Sinceramente sí. —confesé asintiendo y su sonrisa intentó elevarse un poco más. —y me gusta, cualquiera quisiera tener una hija como ella.

—Qué lindo, ¿quieren darle un hermanito? —preguntó y fue como un balde de agua fría cayéndome encima, pensé que eso no le incumbía saber, estaba en una posición que no me permitía negarle nada y además no podía estar más afectado que su misma realidad pero era incómodo contarle cosas de mi intimidad y la de mi pareja. —digo, sería lindo que pudieses ser mamá... me lo dijiste alguna vez.

—Es algo que quiero sí...no va a pasar ahora pero... cuando sea el momento lo vamos a buscar, mientras tanto voy practicando con Lupe.

—Buena idea... los hijos son lo mejor que le puede pasar a alguien que de verdad lo desea... y sé que vos lo querías, bueno era uno de tus planes.

—Sí yo tenía muchos planes.

—Y me hubiese encantado poder cumplírtelos a todos...

—No es necesario que...

—De verdad yo no...no quería otra cosa más que poder estar con vos... y darte todo lo que querías, pero esta enfermedad es una mierda... no sé cuánto tiempo podré aguantar.

—Tenés que ser fuerte Emi, hay mucha gente que supera esto, es cuestión de mantener la fe.

—No sé Aitu, estoy cansado... no tengo fuerzas para mucho, mamá también está cansada y sé que soy una carga ahora, no digo que ella lo vea así... pero está sola con todo y soy muy dependiente... los amigos son pocos y no me gusta que me vean así... quiero que se termine rápido y si eso significa irme... quiero darle paz a mamá.

Más de Dos.Where stories live. Discover now