35.

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Aitana

El recuerdo de Emiliano iba a estar vivo siempre en mi corazón y me bastaba con eso, mi compromiso terminó cuando me despedí de él y lo dejé ir, deseando que estuviese en paz y su familia y amigos la pudieron encontrar a través del tiempo. 

Mi vida volvía en donde la había dejado y exactamente fue cuando tuvimos el pequeño gran incidente con Santiago, con quien no pudimos volver a hablar del tema hasta el jueves cuando buscamos a Lupe de la casa de sus papás y no nos quisimos quedar a cenar para llegar al departamento y encontrarnos los tres juntos, disfrutando lo poco que nos quedaba del día antes de irnos a dormir, a pesar de Lupe ganarnos y ni siquiera llegar a ver la película que pidió en el camino, Barbie y las tres mosqueteras.

—Mirá, a mí me viene los últimos días del mes, y por cómo es mi ciclo se supone que a mitad del mes siguiente estoy ovulando, lo que me hace más fértil y... con más posibilidades de quedar.

—Y sabemos que pasó ahora, a mitad de mes, así que si no te viene en dos semanas...

—Es más que sí, que no. —le dije mostrándole mi cuaderno donde anotaba mi ciclo menstrual, él lo leyó atento y yo me senté a su lado para esperar a que terminara de entenderlo en el caso que no lo hiciera. —Puede fallar, no es del todo seguro pero nos vamos a dar cuenta si tengo atraso, y como soy bastante regular... va a ser más fácil de darnos cuenta.

— ¿Y no podemos hacer un test antes de saber si tenés un atraso?

—Es que no va a ser seguro, capaz me da negativo por el poco tiempo que lleva si es que está ahí... hay que darle tiempo.

— ¿Y cómo se maneja la ansiedad? —preguntó mordiéndose el labio y yo sonreí derritiéndome al ver su carita desesperada. —quiero saber.

—Yo también, pero tenemos algo a favor, la semana que viene tengo la orden de hacerme los estudios que me pidió el ginecólogo, y me los entregan en siete días... así que cuando vaya a verlo, va a ser mucho más seguro que me diga si estoy o no.

— ¿Y yo puedo ir?

—Sí, si querés podés entrar.

—Me imagino la carita de Lupe si se llega a enterar y me muero de amor... va a ser hermana mayor. —murmuró a pesar de ella estar dormida en el cuarto, me reí por su emoción y me acerqué a darle un beso en los labios sintiendo mi corazón revolcarse en mi pecho, junto a esas mariposas que no podía dejar de producir mi estomago.

—Me dan muchas más ganas de estar pero también me da un poquito de miedo que no llegue a ser, no hay que decirle todavía... por las dudas.

—Tenés razón, hay que tratar de no ilusionarnos nosotros tampoco.

—Y es re difícil, porque ya tengo la idea en la cabeza, es como que no dejo de pensar que dentro de mí, en este momento, nuestro bebé se puede estar formando de a poquito.

—Qué locura por favor, creo que es la segunda vez en mi vida que siento que me mandé la cagada más hermosa del mundo.

—Qué raro señor Álvarez usted mandándose de las suyas. —lo acusé y él se rió respondiendo a mis besos con delicadeza sin bajar la intensidad.

A pesar de nuestra euforia por afrontar las dos semanas de espera, mi ansiedad también estaba puesta en el domingo, era el día de la madre y por más intentos de mi parte por no pensar en ello, Lupe lo mencionó tanto que quise revisarle la mochila cuando Santi me dijo que ya habían mandando el regalo, no lo hice pero esa intriga me carcomía el cerebro y verla a ella tan sigilosa al actuar me mataba de amor, era inteligente hasta para pedirle ayuda al papá y que yo no me enterara, me decía constantemente que tenía una sorpresa pero no me dejaba indagar más, llegué a la conclusión que tanto Lupe como lo que se formaba dentro de mí, si así era, no hacían más que reventarme la paciencia de saber en distintas formas, con qué me iban a sorprender.

Más de Dos.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ