21.

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Aitana.

Mamá me miró con los ojos abiertos de par en par, pero enseguida embozó una sonrisa que extendió enseguida Lupe le dijo con dificultad cómo se llamaba, era abuela y sabía tratar con nenes, por lo que le respondió lo hermoso que era su nombre tanto como ella y la invitó a jugar al pelotero, sin antes decirle a Santiago que dentro de poco se presentarían mejor, lo que alivió bastante a mi novio. Mi hermana, se acercó casi con la misma sorpresa y enseguida saludó energéticamente y se presentaron, buscó a su marido y Facundo mantuvo la misma amabilidad, de hecho me dio tiempo a buscar a mi sobrino porque entablaron conversación de inmediato y pude darle el regalo así como vigilar a Lupe que saltaba en el pelotero con la supervisión de mi mamá.

—Ay hija pero es mucho más lindo que...

—Mamá no hagas comparaciones.

¡Atu!

— ¡Hola Lu! —respondí el saludo a Lupe que saltaba por el momento solita, aprovechando que no había nadie. —Perdón que no les avisé antes, pero se me ocurrió ayer.

—Está perfecto hija, me encanta, es la cara de él te digo eh, súper dada además.

—Sí es hermosa, en todo sentido es igual a él.

—Es jovencito, ¿che no hay problemas con la madre no?

—No, no tiene mamá, pero por favor no seas... esas viejas chusmas. —me quejé y ella se encogió de hombros. —no hagas esos comentarios.

—Bueno pero quiero saber, por vos más que nada que no tengas problemas.

—No los hay, no los busques.

—Ay Santiago vení. —lo llamó a él que se acercaba para ver a Lupe, como siempre siendo atento a su hija. —Le decía a Aitu, qué bombón tenés de hija por favor...re simpática.

—Muchas gracias.

—Me encanta, aparte tan chiquita... mi Agus hoy cumple cinco, ya está tan grande.

—Sí y despistado, ni bola me dio.

—Bueno los chicos son así, y debe estar re exaltado por todo lo que ve sabiendo que es para él. —le dijo Santi y ella asintió. —Lupe es igual, se exalta por todo.

—Totalmente, desde hoy a la mañana ya estaba preguntando cuándo iban a venir los chicos, por qué tardaban, estaba insoportable. —rodó los ojos mi mamá. —Bueno y cuéntenme un poco, ¿cómo se conocieron, dónde...?

—Mamá...

—Coincidimos en un lugar, con suerte porque con mis horarios y los de ella, fue de casualidad.

—O causalidad eh, todo puede ser ¿de qué trabajas?

—Mamá. —me quejé y él se rió negando hacia mí, ella me miró sin entender pero no dejaba de ser de esas viejas chusmas y me tenía que resignar.

—Estudio abogacía, y entré en un estudio de pasante pero me quedé como asistente de uno de los abogados, así que me sirve y ya me puedo quedar ahí cuando me reciba.

—Ah pero qué linda profesión, me encanta, muy bueno Santi.

—Gracias.

—Yo siempre quise que mis hijas estudiaran algo así, pero a ninguna les gusta abogacía, a Ludmi no le fue muy bien con la universidad...

—Ahora va a empezar a contarte la historia de nuestras vidas, capaz termine en fotos de cuando yo era chiquita, y puede que pase por la muerte de papá. —me reí y mamá me pegó en el brazo quejándose. —es un peligro esta mujer.

Más de Dos.Where stories live. Discover now