6.

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Santiago. 

Terminé de bañar a Lupe a las nueve menos diez y la senté a comer a las nueve y punto, pude sentarme también un poco pero no me iba a sentir relajado hasta que no se durmiera, y la muy mocosa me lo hacía apropósito, tardaba en comer con tal de ver un poco más de tele. Cuando Lucho llegó, se puso a jugar con ella y Carolina salió de su cuarto hasta entonces para prepararse su comida, aproveché que estaban entreteniéndola para bañarme y mirar el celular cinco minutos, agendé rápido a Aitana y le envíe un whatsapp advirtiéndole del momento caótico que vivía, por lo que iba a hablarle más tarde y prometió no dormirse, así que con mucha más razón, apuré a Lupe a irse a la cama.

— ¿Es posible que cada vez que te laves los dientes hagas un lío, ves por qué te tiene que ayudar papá?

— ¡No!

— ¡Te estás mojando a vos y a todo Lupe!

— ¡Soita! —llorisqueo y supe que eran síntomas del sueño, bufé y la sequé rápido mientras seguía jugando con la pasta dental, no era buena idea que fuera de frutilla porque algo me decía que le gustaba comérsela.

—Bueno dale, rápido, mañana tenés jardín y estás tardando mucho. —le dije y esperé dos minutos más a su lado y me miró mal cuando quise ayudarla, pero al abrir la canilla, otra vez se salpicó toda por subirse casi encima del lavabo, la levanté rápido pero fue tarde y se mojó todo el pijama. — ¡Lupe te mojaste toda! —bufé y ella empezó a llorar, lo que me faltaba. — ¡Ay nena, lo saqué recién de la soga! —la levanté y ella siguió llorando, pero lo hacía porque tenía sueño así que salí del baño y la llevé a la pieza para sentarla en la cama, Lucho se acercó a la puerta y cuando me di vuelta, la tenía en brazos. —Sí hacete la victima vos nomás, mirá como te dejaste el pijama, ahora te vas a enfermar.

—Bueno Lulú ya está, ya está bebé.

—A ver, ponele esto.

—Vamos a poner otro amor, no llores más.

—Qué artista sos. —suspiré cuando noté sus lágrimas, se calmó un poco cuando su tío le puso otra camiseta pero las enormes lágrimas seguían cayendo. —Un aplauso para Lupe Álvarez por favor, un aplauso.

—Ya está amor, ¿querés ir con papi para dormir? —le preguntó Lucho y ella asintió, rodé los ojos pero la recibí en brazos cuando me la pasó y la abracé. —Buenas noches bebé.

—Chau decile al tío.

—Tau tío.

Lucho nos dejó solos y yo pude calmarla, normalmente era lo que mejor me salía cuando lloraba, cuando era bebé le bastaba una canción y que la acunara para que se durmiera en mis brazos, no siempre era igual y a veces lloraba sin darme alguna señal sobre qué, eso me mataba cuando recién había nacido pero con el tiempo, supe interpretarla y hasta el momento, cuando lloraba por cansancio, con una canción cantada por mí y acurrucada en mi pecho, se dormía plácidamente. La dejé en la cama después de un rato y dándole un beso la tapé, dejé su luz de noche encendida y salí a la cocina para cenar.

— ¿Qué onda Juan?

—Todo bien ¿vos San, Lulú?

—Bien, duerme. —suspiré sentándome en la mesa, Lucho puso un plato frente a mí y dudé en comer, pero no pude negarme cuando los cuatro estuvimos sentados como siempre, desde que Carolina y yo no hablábamos, no quería comer juntos pero di el brazo a torcer al menos con la cena.

Los chicos contaron su día e interactuábamos ambos pero con ellos, entre nosotros no dijimos mucho, de hecho cuando me tocó a mí, se quedó hasta el momento que conté la situación graciosa que habíamos vivido en la plaza, cuando un nene se confundió de papá y me agarró de la mano a mí sin darse cuenta. Después de eso, lancé mi novedad, de que había salido con Aitana y ella se levantó.

Más de Dos.Where stories live. Discover now