Capítulo 02.

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Desperté a las 7: 10 am, nuevamente “I love new york” me despertó. Me levanté del sofá y caminé hasta mi habitación. Tomé algo elegante pero lindo y femenino. Me vestí rápidamente con una blusa sencilla color turquesa, una falda tubo blanca y unos flats del mismo color de la falda, ondule las puntas de mi cabello con la pinza. Me maquille, los labios un color durazno y los ojos los maquille con un toque de negro.

 Me vi en el espejo y me gustó como me miraba entonces decidí que así me quedaba. Salí de mi habitación luego de ponerme un abrigo. Miré el reloj de la sala 7:30 am entonces salí de casa después de tomar mi bolso.

Caminé hasta el elevador y presione el botón del primer piso.

Una chica entró junto conmigo, la vi y era la misma chica de ayer.

—Buenos días— sonreí levemente.

—Hola— dijo ella sonriendo de la misma forma en la que yo lo hacía —¿Vas a trabajar?

—Así es— asentí.

—Luces linda.

—Gracias— sonreí  —Tu igual te ves linda.

—Gracias— rió ella —aunque no te creo. Además llevó lo mismo de ayer.

—Pues ayer igual te mirabas linda— ambas sonreímos.

El elevador se abrió en el primer piso y ambas bajamos.

—Adiós.

—Adiós, suerte en tu trabajo.

—Gracias nuevamente.

Salí del edificio y subí al primer taxi que vi y éste me llevó a mi trabajo, bajé luego de pagar y entonces subí hasta mi piso para luego entrar al baño. Me miré en el espejo y recordé lo que Erin me dijo:

“—Te diré lo que harás, vas a enfrentar a ese maldito gordo, calvo y enano de Ryder y le dirás lo que quieres”

—Vas a enfrentar a ese maldito, gordo, calvo y enano de Ryder y le dirás lo que quieres— me dije a mi misma mientras me miraba en el espejo —Tienes talento, Tamara. Demuéstraselo

Salí del baño luciendo firme y con la cabeza en alto. Miré la puerta de la oficina de Ryder y suspire para luego abrí la puerta y entrar.

Lo miré y me quedé perpleja, lo más probable es que estuviera luciendo como una estúpida.

—¿Puedo ayudarla en algo, señorita?— me dijo el señor Ryder.

—Si— contesté sin dejar de verlo y el solo asintió esperando que continuara —¿Por qué no es gordo, calvo y enano?

—¿Disculpa?— me contestó con una risa leve.

Miré a los alrededores de la mesa, había interrumpido una junta.

“Bien hecho, Tamara.”

—Perdón— dije rápidamente mientras que él me dedicaba una sonrisa mientras me miraba con los ojos entrecerrados.

“¡Santa mierda! Él es hermoso.”

Seguía viéndolo y el solo rió

“Su risa es hermosa.”

—¿La junta va a continuar o…?— preguntó uno de los hombres que estaban sentados en la mesa entonces salí corriendo de ahí.

—¡¿Estas estúpida o qué?!.... ¡¿Cómo te atreves a…. — no terminó de hablar ya que al salir corriendo la hice caer y no solo eso, hice que su tobillo se doblara.

—¡Tiffany!— la miré —¡Oh por dios! ¿Estás bien?

—¡Por supuesto que no, Idiota!— me dijo llorando y debo admitir que mis pensamientos fueron crueles:

1.- JA JA, por bruja.

2.- Tiffany, cariño. Para de llorar. Te ves horrible cuando lo haces.

La miré mover la boca sin embargo no escuché nada.

—¿Qué?

—¡Que si vas a quedarte ahí en lugar de ayudarme!

Me acerqué a ella y traté de levantarla pero no podía entonces vi al señor Ryder salir.

—Permítame—  dijo él mientras me ayudaba con Tiffany.

Entre ambos logramos sentarla en su silla.

—¿Se encuentra bien?

—Me duele demasiado el tobillo

Mordí mi labio inferior y sentí como Ryder me miraba entonces yo hice lo mismo.

—Déjeme decirle, señorita, que usted es un caso serio— dijo entre risas.

Reí levemente ante su comentario y luego mire como Tom y Ronald. De seguridad cargaban a Tiffany.

—Lo siento mucho, Tiffany— la miré.

—Oh, cierra la boca— dijo ella molesta.

Los chicos se llevaron a Tiffany abajo, supongo que ellos la llevarían al hospital.

—¿Hace cuánto que trabaja aquí?— me miró Ryder.

—Hace casi 4 años.

—¿En serio?

—Sí.

—¿Por qué nunca la había visto hasta ahora?

Levanté los hombros.

—¿Qué puesto tiene, señorita….- esperó a que dijera mi apellido entonces se lo dije.

—Edwins, Tamara Edwins.

—Muy lindo nombre— sonrió.

—Gracias— asentí.

—Yo soy…— lo interrumpí.

—Logan Ryder, lo sé.

—Es muy lista.

—Claramente no – señalé la silla de Tiffany y el rió.

—Es muy lista, señorita Edwins, lo es.

—Gracias— sonreí.

—¿Qué puesto tiene?

—Soy la ayudante de Tiffany.

—Supongo que ahora es mi secretaria, ¿sabe?

—¿Disculpa?— lo miré.

—Creo que la señorita Reynolds estará ausente por un tiempo lo que la convierte en mi secretaria.

—Supongo.

—Felicidades— rió levemente mientras nos estrechábamos las manos.

—Gracias…

Soltó mi mano y entonces caminó hasta su oficina sin embargo no entró.

Se recargó en la puerta y me miró.

—Si gusta puede ir al hospital para ver cómo está la señorita Reynolds.

—Eso haré, gracias.

Asentí y salí del edificio para luego tomar un taxi.

¿Recuerdan esas caricaturas en donde un personaje tiene que tomar una decisión y en un hombro tiene a un diablillo mientras que en el otro tiene a un ángel?

El diablillo le da una mala opción mientras que el ángel le da una buena, obviamente. Pues yo me debatía en eso.

—¿Entonces a donde, niña?— dijo el taxista.

—Tribeca bridge tower.

Básicamente yo escuché al diablillo.

"Enamorada de mi jefe"Where stories live. Discover now