Capítulo 23.

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—Tamara....— me llamó suavemente mientras me movía.

—¿Qué?— respondí adormilada mientras me giraba para verlo.

—Tenemos que irnos al aeropuerto— besó mi frente.

—Que flojera.

—Son las 8, desayunaremos allá.

—¿No podemos dormir un poco mas?

—Yo creo que no— me descubrió y entonces frunci la nariz.

—Quiero seguir durmiendo— hice puchero y volví a cerrar los ojos.

—Duermes en el avión— se levantó de la cama y al escucharlo hacer ruido lo miré, había tomado las maletas.

Me levanté de la cama, tomé un gorro de él y me lo puse, no quería si quiera arreglarme y aparentemente no tenia tiempo de hacerlo.

—Ven aquí, preciosa— rió y salimos juntos del hotel para luego subir a la limusina una vez que las maletas estaban en su lugar.

Me abroché el cinturón y luego me recargué en su hombro.

Cerré mis ojos y me preparé para dormir un rato más.

—Eres una perezosa— dijo bajito mientras acariciaba mi cabello.

Sonreí levemente sin moverme.

—Tamara...— quería callarlo. No me dejaba dormir sin embargo no decía nada.

De hecho ni me movía.

—Te duermes muy rápido, preciosa— rió.

Sentí como dejó un beso en mi cabeza y luego recargó su mejilla en mi cabeza.

—Te amo— susurró cerca de mi oído y juro que mi corazón se detuvo, estaba feliz, quería gritar y besarlo pero no podía hacerlo.

O tal vez si, la verdad es que estaba confundida acerca de que éramos.

Coloqué mi mano en su pierna y con mis dedos "escribí" en ella.

"Y"

"Yo"

"A"

"Ti"

Él rió suavemente.

—Tramposa.

—No— susurré.

—Si.

Me acomodé en el asiento y lo miré.

Me tomó del rostro y entonces me dio un tierno beso en los labios.

Se separó de mi rápidamente, no fue nada mas que un besito entonces fui yo quien lo tomó del rostro y lo acerqué a mi para besarlo de una verdadera forma.

(...)

—¡Dios mío!— reí —Te extrañaba mucho, Nueva York— dije mientras abotonaba mi abrigo pues estaba helando.

—Vamos— dijo mientras caminaba delante de mi arrastrando las maletas.

—¿A donde se supone que vayamos?— reí.

—Cada quien a su casa, tengo mucho que arreglar.

Supuse que se refería al tema de Meredith.

—Claro— asentí mientras salíamos del aeropuerto.

—Tomarás ese taxi— dijo mientras le entragaba 20 dólares al taxista y él guardaba mi equipaje.

—¿Tu no vienes?

—Yo tomaré otro taxi.

—Esta bien— Sonreí leve.

—Nos vemos mañana.

—Claro.

—Adiós.

—Adiós— respondí de forma cortante para luego subir al taxi.

Di la dirección y el taxi se alejó de ahí.

Minutos después llegué a casa de Erin, bajé del taxi y tomé mis maletas para finalmente golpear la puerta.

—¡Ya voy!— grito. Seguramente se estaba poniendo pantalones.

Reí ante la imagen de Erin en calzoncillos y abrió la puerta minutos después.

—¡Estas aquí!

—Estoy aquí— sonreí.

Me abrazó fuerte y luego me hizo entrar.

—¿Qué tal estuvo el vuelo?

—Tu sabes, normal ?— reí.

—¿Y qué tal Cleveland?

—Todo increíble— reí mientras asentía.

—¿Qué tal el sexo?

—Oye— reí —Eso no se pregunta.

—Quiero saber todo.

—Lo amo, Erin— me cubrí el rostro.

—Eres un encanto— rió —Estas totalmente apendejada por el señor Grey.

—Deja de llamarlo así— reí.

—No puedo, es tu sensual jefe.

—Eres una tonta— reí.

—¿Qué crees que paso antier?

—¿Qué?

—Pues Matthew Foley me hizo compañía.

—¡¿Qué?!

—Si, nos encontramos en el central park y lo invité después de todo su mejor amigo no estaba y mi mejor amiga tampoco.

—¿Y qué hicieron?

—Comimos comida china y vimos netflix.

—¿Todo estuvo bien?

—Pues si— rió —Es divertido.

—Me siento como una zorra por eso.

—¿Por qué? no hay nada de malo. Solo sexo casual, no tenías novio y el tampoco novia así que...— levantó los hombros-

—Pero es su amigo.

—Igual y no hay nada de malo.

—¿Lo crees?

—Si.

—Esta bien, te creo— sonreí.

"Enamorada de mi jefe"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora