Estábamos en el restaurante Italiano “Marco Polo” en Brooklyn, la noche había sido perfecta hasta ahora. Me encantaba estar con él, escucharlo, escuchar sus historias, su risa. Todo en él era perfecto y me podía volver totalmente adicta a eso.
—Basta— reí fuerte.
—Esta bien, me calmo— rió conmigo mientras acariciaba mi muñeca sobre la mesa.
—Estas loco, ¿sabias?
—Me lo han dicho— asintió.
—No se equivocan, créeme— acomodé mi cabello y noté como sus ojos me miraban fijamente —¿Qué?
—Eres preciosa— recargó el codo en la mesa y poso su rostro sobre su mano.
—No lo soy— reí levemente.
—¿Te has visto en un espejo?
—Si, por supuesto— asentí mientras lo miraba.
—Pues eres hermosa— comenzó a acercarse sobre la mesa y yo hice lo mismo.
Tomó mi rostro con cuidado y juntamos nuestros labios. Sus labios se movieron sobre los míos lenta y delicadamente.
—¡Hey!— dijeron fuerte cerca de los dos.
Nos separamos y los vimos, Matthew y Meredith.
—Hola— dijo Logan mientras ambos nos levantábamos y los saludábamos.
—Mira ese vientre— sonreí ampliamente mientras acariciaba el estómago de Meredith.
—Oye, aun no se nota— hizo puchero.
—Claro que se nota— dijo Matthew.
—¿Por qué siempre me dices gorda?— dijo un tanto molesta Meredith.
—Se nota un poco, tranquila— sonreí.
—Luces hermosa— dijo Logan.
—No quiero ponerme gorda pero no puedo evitarlo— Matthew la abrazó mientras Logan reía.
—Te ves bien, en serio— la miré —Es un tierno vientre.
—¿Cuánto tienes?— le preguntó Logan.
—Casi 3— respondieron Matthew y Meredith.
—Que lindo— sonreí.
—No es nada lindo— dijo Meredith mientras se sentaba.
—Claro que lo es— dijo Matthew.
—Para ti si, tu solo me embarazaste.
—Fue un accidente.
Logan y yo reímos.
—Como sea— dijo Meredith mientras bebía agua de la botella que llevaba consigo.
Todos nos sentamos, esto paso de una cita a una reunión pero en realidad no me molestaba. Era bueno que después de todo pudiéramos llevarnos bien después de todo son personas importantes para Logan y creo que para mí también.
No teníamos una relación muy establecida pero podrían ser buenos amigos.
El tiempo pasó, fue una buena cena. Conversamos y reímos como si no hubiesen pasado las traiciones. Era raro pero supongo que no éramos rencorosos.
—¿Todo bien?— me preguntó Logan mientras caminábamos tomados de la mano hasta el auto.
—Si— sonreí mientras lo miraba.
—Mejor así— me miró y sonrió.
—¿A dónde iremos ahora?
—A mi apartamento— abrió la puerta del auto para mi.
—¿A tu apartamento?
—Ajá.
Subí al auto, lo vi sonreír y segundos después lo perdí de vista al rodear el auto.
Entró al auto y me miró.
—Abrocha tu cinturón.
Reí levemente e hice lo que el pidió.
—Bien— besó mi mejilla y luego se acomodó en su asiento para abrochar su cinto igual.
Comenzó a conducir y luego de un rato llegamos a su apartamento.
Entramos al apartamento, me quité el abrigo y lo dejé en el perchero.
—Esta diferente— reí levemente.
—Cambié unas cuantas cosas— respondió mientras al igual que yo dejaba su saco y su bufanda en el perchero.
—Se ve bien— asentí para luego tomar asiento en el sofá más grande.
—Tammy— me llamó.
—¿Si?— lo miré.
Me ofreció ambas manos y las tomé entonces me levantó con rapidez atrayéndome a si.
Sus manos se posaron en mi cadera y sonreí.
—Te amo— sonrió.
—Y yo te amo a ti— lo miré.
Junto sus labios con los míos, rodee su cuello con mis brazos y seguí su beso de una forma lenta y suave.
Sin separarse de mi comenzó a caminar haciéndome caminar a mí en reversa.
Caminamos tonta y ciegamente hasta su habitación.
Me abrazó con fuerza, sus manos en mi espalda bajaron el cierre de mi vestido, removió las mangas y comenzó a besar uno de mis hombros.
Me cargó en sus brazos, se acercó mas a la cama y me dejó en ella con cuidado.
Se desabotono su camisa y la sacó rápidamente para luego dejarla caer en la alfombra.
—“Vamos a perseguir el amanecer, Anastasia”— citó a Christian Grey susurrando sobre mi oído una vez que estaba acostado sobre mí.
