Capítulo 03.

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—¡Espera, espera, espera!— dijo Erin —¿Estás diciendo que el señor Ryder es atractivo?

 Asentí rápidamente mientras la miraba.

—Mucho.

—¿Segura?

—Sí— asentí y luego miré al suelo —Creo que es hasta… sensual.

—¡Maldita, zorra!— rió —¡Tu jefe es sensual!

Reí.

—No tienes idea de lo mucho que te odio por eso.

—Adivina que más.

—¿Qué?— sonrió.

—Seré su secretaria.

—¿Qué le hiciste?

—¿Eh?— pregunté confundida.

—A nadie le dan un ascenso tan rápido.

—Yo… -me interrumpió.

—¡Blowjob!— dijo fuerte mientras me señalaba y yo sólo reí a carcajadas.

—¿Qué? ¡No!— Seguía riendo  —¡Por dios, Erin!

—¿Handjob?

—¡No! —reí.

—¿Entonces qué mierda hiciste?

—Yo tumbe a Tiffany.

—¡Esa es mi chica!— aplaudió.

—No— reí mientras la miraba —Fue un accidente y creo que se rompió el pie o algo así.

—¿Algo así?

—El señor Ryder… —me interrumpió.

—El amo— dijo con una voz intensa lo que nos hizo reír a ambas.

—El señor Ryder— volví a decir pero nuevamente me interrumpió.

—Señor Ryder aka Señor Grey— le lancé un cojín mientras ambas reíamos.

—Cierra la boca y déjame terminar, ¿quieres?

Ella asintió.

—El señor Ryder me dio permiso de que me fuera del trabajo para ver cómo estaba Tiffany ya que está en el hospital por mí pero como notarás decidí venir aquí contigo para decirte que él era apuesto y sensual— reí.

—Me llenas de orgullo— fingió limpiarse una lágrima.

—No por mucho pues de igual forma debo ir a ver cómo está la bruja.

—Ding dong the witch is dead— cantó un pedazo de la canción de “Mago de Oz” y yo reí leve aunque no hubiese querido.

—Cierra la boca, Erin.

—Yo solo cantaba- fingió demencia.

—“Déjeme decirle, señorita, que usted es un caso serio.”— cité lo que el señor Ryder me había dicho hace rato y ambas reímos a carcajadas.

—Te odio mucho— rió.

—No, no lo haces.

—Tienes razón. Te adoro — sonreí y comencé a mandarle muchos besos una vez que me levanté.

—También te adoro, Erin. Y no tienes idea de lo mucho que me gustaría quedarme aquí pero…— me interrumpió

—Debes de ir a ver cómo está la bruja.

—Exacto— me puse el abrigo.

—Llévale una canasta con manzanas, será una metáfora— reí.

—No creo que alguien de canastas con manzanas.

Levantó los hombros.

—Entonces dale galletas y chocolates para que engorde, no lo sé.

—Eres malévola, ¿lo sabes?

—Sí, me lo han dicho.

Reímos ambas.

—Debo irme.

—Está bien, adiós.

—Adiós.

Salí del apartamento de Erin y subí a un taxi, ese taxi me llevó a una tienda de obsequios. Compré una canasta llena de manzanas acarameladas usando la metáfora que Erin me mencionó, también agregué una tarjeta que decía “Mejórate pronto” y un globo con “Lo siento”.

Luego de esas compras tomé otro taxi y me dejó en el hospital en donde Tiffany se encontraba me enteré por Tom quién era uno de los chicos que la habían traído.

Subí a su habitación y le di los obsequios.

—Lo siento.

—Ya que.

—¿Estarás bien?

—Supongo— miró su pie y parte de su pierna enyesado.

—¿Está rota?

—Sí— me miró —está rota.

—¿Por cuánto tiempo?

—2 meses aproximadamente.

—Eso es mucho tiempo…

—Sí.

—El señor Ryder me dio tu puesto mientras estas lastimada.

—Lo supuse.

 La fría y aburrida charla siguió por un rato hasta que ella se quedó dormida entonces me fui del hospital y regresé a casa de Erin pues mi horario de trabajo había acabado. 

"Enamorada de mi jefe"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora