Capítulo VIII

1.4K 70 0
                                    

POV ALFRED

- ¿Me dirás qué o quién está en tu cabeza cada día? -me preguntó mi madre sacándome de mi mundo interior

- Nadie -dije en un suspiro

- Entonces es una persona -dijo sentándose en la silla que estaba delante mío- ¿Dime cómo se llama?

- No te diré el nombre de ella -dije un poco molesto al ver que intentaba meterse en mi vida privada

-  Entonces es una chica -me miró con una sonrisa- ¿Cuánto tiempo hace que la conoces?

- Mama por favor, es mi intimidad. Además entre nosotros nunca habrá nada, no me gusta, no tenemos nada, solo una bonita amistad -mi madre me miro con cara intriga- ¡De acuerdo! La conocí hace 2 semanas 

- ¿Por qué crees que entre vosotros nunca habrá nada? -m preguntó con preocupación

- Porque las cosas no son fáciles -me levanté y me fui a mi habitación secreta

Mi sala de música, a mi padres les puse una condición cuando cambiamos la casa y era que quería mi sala de música. Aquella que estaba decorada por fotos de mis cantantes favoritos, donde había los discos más importantes en la historia de la música, un estudio para grabar, muchos instrumentos sobretodo una habitación con vistas al mar donde había un piano de cola negro. Pero en esa habitación no entraba, estaba prohibido entrar allí. Me paré en cada disco, foto, mirando y apreciando lo que estos habían conseguido, mis ejemplos a seguir pero yo nunca lo conseguiré, no en este pueblo que nunca he salido de él. Demasiados recuerdos pasaban por mi mente, nunca conseguiría quitarme esa imagen de la cabeza y me odio a mi mismo por eso. 

Un golpe 

- Alfred canta conmigo -me dijo mi hermano

Algo en el pecho me está destrozando

- No puedo Raoul, vas muy bebido -dije concentrándome en la carretera

No puedo ver

- Oh vamos -se puso a reír- Don't stop me now -empezó a cantar como si la vida le fuera en ello

Estoy tumbado en el suelo con lágrimas en los ojos que están luchando para salir 

- ¿Por qué no paré el maldito coche?¿Por qué no le controlé en la fiesta? -empecé a llorar acompañado de gritos- ¿Por qué? 

Empecé a chillar y a pegar puñetazos al suelo, por mi culpa mi persona favorita en el mundo murió, por ser un irresponsable. Cada vez mi rabia iba aumentando, ya no veía,solamente podía ver el dolor que había pasado durante años, el cual tenía escondido.

- ¿Alfred, cariño estás bien? -oí una voz a lo lejos

- Sí -hice una pausa- vete, déjame solo

- ¿Quieres algo? 

- No, y lo que quiero no me lo puedes traer -al decir eso mi madre ya sabía lo que quería, ya que no era la primera vez que viviamos esta conversación.

Me pasé horas tumbado en el suelo de la habitación, sin hacer ni un solo ruido, aprovechando la intimidad que había conseguido. Perdí la noción del tiempo y me dormí en ese mismo suelo, en el que había llorado miles de veces. 



El verano de nuestras vidas -ALMAIAWhere stories live. Discover now