Capítulo XVI

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 Las palabras subrayadas son importantes, en la segunda parte de esta historia lo entenderéis, si puede ser fijaos en las palabras que estarán subrayadas.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------POV AMAIA

- ¿Cuándo me ibas a decir que tocabas de esa manera? -le pregunte mientras paseábamos por el paseo de la playa con un helado en la mano cada uno

- No sé -dijo mirándome con una sonrisa tímida

- Alfred lo que has hecho ha sido una pasada -le cogí del brazo- no entiendo como es que lo dejaste

- A veces hay que darse una pausa para poder respirar profundo y superar algunas cosas -me abrazó por los hombros y acercó su boca a mi oreja, a continuación me susurro- uno de mis secretos es que toco el piano, la guitarra y el trombón, también compongo pero hace años de eso. Mi gran sueño es ser cantante pero lo abandoné cuando murió mi hermano

- ¿Algún día me enseñaras una canción tuya? -le pregunté

- Claro que sí

Estábamos en silencio hasta que Alfred vio a unos chicos acercarse hacia nosotros. Se paró en un golpe seco, le miré aun sin saber muy bien que hacia.

- Amaia, mírame -me giró y nos quedamos cara a cara- ¿ves esos chicos que se besan acercando rápidamente? -me miró preocupado

- Sí -dije al girar un poco la cabeza

- Vale pues estate atenta -me cogió el helado- les voy tirar el helado a los de delante y empezaremos a correr 

-¿Por? -dije sin entender que pasaba

- Son los del otro día y la verdad no creo que vengan es son de paz -cada vez estaban más cerca- corre por tu vida no mires atrás por mi no te preocupes, te alcanzaré 

- De acuerdo -ya estaban a menos de 2 metros 

- 3,2,1 -hizo una pausa y gritó- CORRE 

Les tiró los helados, yo no lo vi ya que estaba corriendo, puedo oír como gritaban, noté unos pasos a mi lado y entonces noté su mano agarrando la mía cogiéndome con fuerza para que corriera más rápido. Nos metimos por unos callejones estrechos y como era de noche no se veía casi nada. Llegamos a una calle oscura, donde el me cogió y me metió entre una puerta y él haciendo que a mi no se me viera. Entonces el grupo que nos seguía se pasó la calle haciendo que finalmente nos escapáramos de ellos. Mi cara estaba en el hueco del cuello de Alfred, podía oler su piel. Mi nariz rozaba su cuello y él tenía sus manos cogiéndome fuerte por la espalda y la cintura. Nos quedamos unos minutos así sin movernos esperando a ver si los oíamos sus pasos otra vez, pero eso no paso. Entonces al darnos cuenta de que nos habíamos metido en un buen lío nos empezamos a reír, pero seguimos abrazados sin querer romper el vinculo que nos unía.

- Que nos surjan los problemas cuando calle la ciudad -dijo en mi oído riéndose un poco

- Casi nos matan -dije riéndome 

- Pero no lo han hecho -se serrar un poco de mí y me agarró la cara suavemente- ¿Estás bien?

- ¿Sí y tu? -dije mientras nos mirábamos fijamente con una sonrisa, bajó su mirada a mi boca pero la volvió a subir al momento, me estaba poniendo nerviosa y por un impulso me mordí el labio

- Perfectamente -dijo, se quedó mirándome pero en un rápido movimiento se separó de mí

- Creo que deberíamos volver al coche -dije un poco cansada

- Será mejor -me agarró de la cintura y me abrazó- gracias por todo lo que estás haciendo

- Gracias a ti por regalarme el verano de mi vida -dije acariciándole el cuello

- El verano de nuestras vida -me corrigió recalcando "Nuestras" 

- Nuestras -dije mientras nos volvimos a reír al recordar de todos los momentos vividos

Volvimos al coche despacio, ninguno de los dos quería que esta noche terminara pero era hora de irse a casa si no queríamos morir esta noche. La radio sonaba fuerte haciendo que sobraran las palabras estábamos comidos con la compañía del otro. Me quedé mirando las luces fijamente como si nos siguieran.

- Parece que nos siguen las luces -dije sin apartar la mirada de las luces

Él solamente me miró y me sonrió, me acarició el brazo y lo dejó ahí durante unos segundos. Una vez que llegamos a mi casa paró el coche, no sabía como nos íbamos a despedir y eso me ponía nerviosa. Sin ser consciente me volví a morder el labio, entonces el se acercó y me besó en la mejilla dejando sus labios ahí durante 3 segundos.

- Buenas noches-dije cuando los separó de mi cara, abrí la puerta y salí

- Amaia -dijo mientras bajaba la ventanilla- que te sigan las luces -dijo con una sonrisa

- Que te sigan las luces Alfred -dije con una sonrisa tímida, me volvía girar y entre en casa mirando por última vez atrás. Cuando cerré la puerta pude oír como encendía el motor y se iba.





Hola, ya he vuelto y con más ideas que nunca. Creo que me ha ido bien despejarme un poco para aclarar como quería que siguiera la historia. Me encantaría que dejarais vuestras opiniones y así poder ver vuestros pensamientos. Muchísimas gracias, a todos los que estáis participando en esta historia, aunque sea un visualización, una estrella o un comentario a mi ya me haceis feliz y con ganas de seguir adelante. Nos vemos en el próximo capítulo y que os sigan las luces.

Un abrazo, el/la escritor/a



El verano de nuestras vidas -ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora