Capítulo 3

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POV ALFRED

Estaba en mi camerino, con una sonrisa de idiota que no me cabía en la cara. Lo acaba de hacer, la había vuelto a ver, se la había cantado, la gente se lo había recordado. Unas voces conocidas detrás de la puerta hicieron que saliera de mi mundo, me levanté rápidamente, no podía aguantar sin verlos ni un segundo más, mejor dicho sin verla. 

- Chicos -abrí la puerta, entonces todos me abrazaron eufóricos- dios mío como os he echado de menos

- Y nosotros tio -Roi me volvió a abrazar

Vi que Aitana y Miriam estaban llorando, entonces solamente me acerqué y las abracé como si la vida me dependiera de ello. Les di un beso en la cabeza a cada una.

- Estáis guapísimas -dije haciendo que dieran una vuelta

- Anda que tú -Aitana opinó 

- Alfred, cariño, nos vamos hacia el hotel -me preguntó mi representante

- Chicos ella es Natasha -dije presentando a mis amigos- mi representante, te puedes ir tú sola, yo me quedaré con mis amigos -dije sonriéndoles 

- Alfred -Cepeda captó mi atención- está en el escenario 

- Ahora nos vemos -me fui corriendo hacia donde había estado minutos antes 

- ¿Alfred donde vas? -pregunto Natasha

- Por dios déjame respirar -rodé los ojos y me fui 

Ya no había nadie más solamente el equipo de limpieza y del escenario, estaba nervioso, no sabía como iba a reaccionar al verme después de todo lo que había dicho en el concierto. Llegué, la vi sentada en el suelo, en la mitad del escenario, tenía el pelo hacia un lado y sus ojos no dejaban de divagar por todo. 

- Lo has conseguido -dijo pillándome por sorpresa

- Todo gracias a ti -andaba poco a poco hacia ella, aun no nos habíamos mirado

- No es verdad, todo lo has hecho tú solo 

- Si no hubieras vuelto nunca no habría sido capaz de volver a tocar un instrumento, además todas mis canciones te las dedico a ti, tu has sido mi musa 

- Siempre has sido tan bueno con las palabras -me senté a su lado, nuestros brazos se rozaban- pero nunca fuiste capaz de decirme que me quedara

- Y tú nunca me dijiste que habías vuelto -me acarició la rodilla y nos quedamos callados mirando todo- te he echado de menos

- Y yo -por primera vez nos miramos, vi esos ojos marrones claros, grandes, dulces pero también podía ver como estaba más madura- me ha encantado verte aquí arriba

- Y a mi me ha encantado verte apoyándome abajo, pero quiero que la próxima vez que suba a un escenario sea contigo -se levantó y me invitó a levantarme con su mano 

Los dos nos levantamos a la vez y nos acercamos hacia el final de la pasarela. Seguíamos con las manos entrelazadas, cuando miré hacia ellas vi como seguía llevando mi pulsera.

- Te queda mejor a ti que a mi -me miró sin entender- la pulsera 

- Nunca me la he quitado -miró hacia mi cazadora- ¿Alguna vez te dije que me encanta como te quedan las cazadoras? 

- Porque te crees que siempre que hago un concierto llevo una, así cuando veas un video mío en un concierto te morirás por besarme -los dos nos reímos 

- Tampoco te lo creas, las cosas han cambiado desde que te fuiste -un silencio incómodo se situó entre nosotros- gracias por llevar a David Bowie contigo siempre

- Si lo llevo a él también te llevo a ti -nos quedamos callados mirándonos, entonces su móvil empezó a sonar 

- Perdón -lo cogió- Si de aquí un rato vuelvo a mi casa -miraba hacia otro lado y hablaba flojo como si no quisiera que yo lo oyera- que si, no te preocupes -se empezó a reír- cariño no hace falta que vengas, Roi me llevará -se mordía el labio- yo también te quiero -colgó pero entonces mi mundo se vino abajo

- Así que tienes pareja -dije con las manos en el bolsillo

- Sí -yo la miraba pero ella era incapaz de mirarme

- ¿Desde cuando?

- Hace un año -ninguno hablaba- en la escuela en la que trabajo 

- ¿De qué trabajas? -la corté

- Profesora de música -siguió hablando- él es profesor de educación física, y un día nos conocimos y pues hemos terminado juntos 

- ¿Eres feliz con él?

- Me ha ayudado mucho -evitaba mirarme

- No te he preguntado eso 

- Sí, lo soy -una pequeña sonrisa salió de mi

- Pues lo quiero conocer, necesito saber quien es ese gran hombre que consigue soportar a mi mejor amiga y hacerla feliz -los dos nos empezamos a reír

La abracé, definitivamente la había perdido, pero si ella era feliz yo también, aunque eso me doliera. 


El verano de nuestras vidas -ALMAIAWhere stories live. Discover now