Capítulo XVII

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POV MIRIAM

- Quiero que nos lo cuentes todo con pelos y señales -dijo Aitana sin saludar una vez que le abrí la puerta de casa

- Ay Aitana déjame desayunar primero -dijo Amaia en la cocina preparándose el Cola Cao 

- No pasa nada si no desayunas, ya me lo como yo por ti que no he tenido ni tiempo de desayunar -dijo agarrándole la taza- casi me ha dado un infarto cuando he visto el mensaje de Miriam pidiéndome ayuda porque no le decías nada

- Y seguimos así, cuando llegó ayer por la noche venía con una sonrisa de tonta que no le cabía en la cara -dije sentándome en la isla que había en el centro de la cocina

- Y esa cara solo significa una cosa -dijo Aitana con la boca abierta mirando a la chica que no abría la boca para contar ni un solo detalle

- No chicas -dijo al momento, al ver que empezábamos a hacer suposiciones- ayer no pasó nada entre nosotros dos

- Amaia o sigues contando o te juro que me voy a casa de Alfred y vendré con cada uno de los detalles -dije mirándola seriamente- y sabes que soy capaz

- Somos capaces -recalcó Aitana al segundo

- De acuerdo pero por favor no abráis la boca hasta que termine


- ¿Es decir que no quiso nada contigo? -preguntó Aitana una vez que terminó 

- No -dijo mi prima con una sonrisa tímida

- Amaia, tienes a mi mejor amigo enamorado hasta las trancas -dije sonriendo feliz mientras chocaba los 5 a Aitana- él teniendo tu boca a 2 centímetros de distancia de la suya, abrazándote por la cintura, protegiéndote- me quedé en blanco

- Miriam, entre él y yo solamente hay una bonita amistad y estoy feliz de que sea así

POV AMAIA

Me salté algunas partes, por ejemplo el lugar donde me llevó a cenar, cuando tocó delante de mí, olvidando sus miedos, cuando me contó uno de sus miles de secretos... Quería que eso solo quedara entre nosotros dos, nuestro pequeño secreto. No había podido dormir en toda la noche, solamente quería volver a verlo y poder volver a disfrutar de su compañía. El timbre me sacó de mis pensamientos, estábamos desayunando las tres ya hacía media hora que les había contado nuestra cita de amigos y la verdad no estaba prestando mucha atención a la conversación que estaban teniendo ahora mismo mis primas. Entonces Roi apareció por la puerta de la cocina junto a Cepeda y Alfred. Este último después de dar un beso a mis amigas vino hasta mí, me beso en la cabeza y cogió una silla para sentar se a mi lado.

- Buenos días -dijo mientras me agarraba mi desayuno 

- Ey, no me cojas mi comida -dije al momento intentando arrebatarle mis cereales

- No no, el otro día me lo robaste a mí -dijo apartándose de mí yendo hacia la nevera para coger un Cola-Cao 

- ¿Que Amaia preparada para la fiesta de hoy? -dijo Roi mientras se sentaba al lado de Miriam, con un plato en el cual había tostadas

- ¿Qué fiesta? -pregunte sorprendida

- Pues hoy hay la verbena del pueblo y como cada año vamos ir para bailar y cantar hasta que nos quedemos sin voz y sin pies

- Vamos a recalcar que el año pasado, tuvimos que estar toda la noche en casa de Roi porque el tío se había pasado de copas y no queríamos que sus pares lo vieran así -habló AItana mientras Alfred se volvía a sentar a mi lado

- Bueno Aitana tu tampoco es que fueras muy bien -se rió Cepeda haciendo que Aitana le pegara un colleja 

- Pero si tenemos que comparar él iba peor -se excuso

- Buenos días pequeños -dijo mi tía al entrar a la cocina y ver a todos desayunando- Vais a terminar con toda la comida de la casa

- A empezado Aitana cuando ha llegado -dije para enfadarla

- Pero era porque tu hija me ha hecho venir corriendo -dijo mientras le daba un beso a mi tía 

- Bueno no pasa nada -dijo mientras daba un beso a cada uno, se paro justo detrás de Alfred- ¿Qué tal si luego acompañas a Amaia a hacer la compra?

- ¿Por qué yo y no Miriam? -pregunté indignada

- Porque ayer Miriam no llegó a las tantas de la noche -dijo guiñando un ojo

- Pero no fue mi culpa -me excuse

- ¿Entonces de quién fue? -preguntó haciéndose la tonta

- Tu ya lo sabes -le dije mientras miraba de reojo a Alfred, este tenía un sonrisa pícara en los labios

- ¿Y por qué la tengo que acompañar yo y no Cepeda? -preguntó con una sonrisa traviesa Alfred

- Tio a mi no me metas que yo no he hecho nada -dijo Luis levantando las manos como si fuera inocente

Mi tía se agacho un poco hasta llegar a la oreja de Alfred y le susurro unas palabras que ninguno fue capaz de oír. Pero su cara cambió totalmente hacia una sonrisa tímida.


El verano de nuestras vidas -ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora