Capítulo XXV

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POV AMAIA

Pequeños rayos de sol entraban por la puerta, me empecé  mover y noté como esta cama era más grande. Me di cuenta que no estaba en mi habitación al abrir los ojos y ver el techo blanco y las paredes llenas de posters, me giré y vi a Alfred en el suelo durmiendo. Me quedé mirándolo mientras los recuerdos de la noche anterior aparecían en mi mente. Primero cuando cenábamos  y hablábamos sobre nosotros, el momento en el que me enseño la canción hecha por el mismo, cuando cantamos juntos City of Starts, cuando me fue a besar y me aparté, dios mío Amaia eres tontísima él te iba a besar ¿Por que te apartaste? si lo llevas deseando desde que le conociste. Finalmente me acuerdo de ver Harry Potter y quedarme dormida en sus piernas.

- Buenos días -me dijo Alfred sacándome de mis pensamientos

- Buenos días cucu -alargué la mano para que él me la cogiera

- ¿Has dormido bien? -preguntó mientras me acariciaba con el pulgar 

- Sí -nos quedamos mirando a los ojos- ¿Por que has dormido en el suelo?

- No te quería molestar y a lo mejor no querías dormir conmigo -dijo con voz de bebé

- Ven sube a la cama -me derretí de amor al ver como sonreía

Alfred hizo la vuelta y se tumbó, los dos nos quedamos mirando, se notaba una cierta tensión, decidí romperla y le acaricié la cara, pero ese gesto hizo que la tensión aumentara. Él me cogió la mano y cerró los ojos, me acerqué haciendo que nuestros cuerpos estuvieran pegados y mi cara se hallaba en el hueco del cuello de Alfred, aproveché para oler su aroma y es que me encantaba este hombre en todos los sentidos. No se que fue que tomara esta decisión pero levanté la cabeza haciendo que nuestros labios quedaran muy cerca. Nos mirábamos a los ojos, pero nos aguanté mucho y mi vista bajó a sus labios, cada vez nuestras respiraciones eran más acelerada, sus manos se encontraban en mi cintura, acariciándome, sus manos hicieron contacto con mi piel y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Una de mis manos estaba acariciando su nuca y la otra se posaba en su torso desnudo, esta acariciaba su pecho suavemente. Él se giró haciendo que yo me quedara encima suyo. Me acerqué poco a poco, él no se movía, parecía que él quería que yo tomará la decisión, le di un beso en la comisura del labio, parecía inocente pero no lo era. Él me dio otro en la otra comisura, este fue más largo. 

- Niños el desayuno ya está listo -entró Chus, nosotros nos apartamos rápidamente, haciendo que cada uno se quedara en un lado de la cama- lo siento -bajó la mirada- cuando queráis podéis bajar -cerró la puerto y pudimos oír su risa

- Dios mío que vergüenza -dije tapándome la cara con las manos, y después de un silencio incómodo los dos estallamos a carcajadas

- Mejor bajamos -dijo levantándose 

Llegamos abajo y en nuestras caras sonrojadas hacían acto de presencia. Chus me miraba con una sonrisa y Alfredo no entendía nada. 

- Buenos días -me dijo Alfredo cuando le fui a dar un beso- ¿Cómo ha dormido la niña de mis ojos? -mi relación con él se había vuelto como si fuera de padre/hija

- Muy bien gracias 

- Hola peque -dijo Chus cuando le di un beso- ¿Has despertado bien? -Alfred casi se atragantó al oír la pregunta de su madre 

- Bueno hoy hemos quedado con los chicos para ir a la playa con el barco -dijo Alfred cambiando el tema de conversación 

La mañana la pasamos hablando en la mesa, Alfredo y Chus nos contaban historias de cuando eran novios. Alfred estaba a mi lado y tenía el brazo apoyado en el respaldo de mi silla, haciendo que estuviéramos más juntos. Chus no paraba de mirarnos con cara de ternura, seguramente le tendríamos que aclarar las cosas. 

- Bueno creo que nos tendríamos que ir a cambiar, que hemos quedado con los chicos de aquí una hora y aún tengo que llevar a Amaia a su casa a cambiarse -Alfred se levantó y se fue a cambiar,  solamente se tendría que poner el bañador y una camiseta ya que él siempre se paseaba por su casa sin llevar la prenda superior.

- Amaia -dijo Chus captando mi atención, haciendo que quitara mi mirada de la espalda de su hijo

- Chus no era lo que parecía -dije rápidamente 

- ¿A no? -subió una ceja- ¿Entonces que parecía?

- Dios mío que vergüenza -agaché la cabeza

- No te tienes que preocupar, me gusta la pareja que hacéis 

- Tarde o temprano ibas a empezar -dijo Alfredo

- No, es que estáis equivocados -dije cortándolos 

- Él y yo no tenemos nada, ha sido un momento de -me quedé pensando- no lo se que ha pasado, pero él y yo nunca hemos hecho nada 

- Pero si que os habéis dado un beso -dijo Chus

- La verdad es que no -dije avergonzada- no es muy normal hablar esto con los padres del chico con el que casi me he besado y que la madre nos ha pillado a los dos muy juntos

- No me digas que por mi culpa no os habéis dado vuestro primer beso -dijo Chus disgustada

- No pasa nada, él y yo somos amigos y eso solo hubiera hecho que las cosas se complicaran -dije levantándome para abrazarle- tu hijo y yo somos muy buenos amigos y eso no lo cambiaría por nada del mundo

- Solo dime una cosa -me separó para que me viera la cara- ¿Si yo no hubiera entrado le habrías besado?

- Sí -me sonroje

- Amaia, que no te de vergüenza es una cosa normal, además yo soy la madre de Alfred pero también soy como tu madre -me dio un beso en la frente

- Lo sé 

- Y otra cosa. ¿Sientes algo más que amistad? 

- ¿Nos vamos Amaia? -dijo Alfred apareciendo 

- Sí claro -me fui hacia Alfred y me abrazó por la cintura

- ¿Te ha hecho un interrogatorio mi madre no? -me dijo riendo

- Un poco -estábamos llegando le puerta, le paré y le di un beso en la mejilla- ahora vengo -me fui corriendo hacia Chus

- Sí -le susurré mientras le abrazaba

- Pues no seas tonta y díselo -me dijo acariciando el pelo

- No puedo -le di un beso y volví con Alfred

El verano de nuestras vidas -ALMAIAWhere stories live. Discover now