Capítulo 5

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POV AMAIA

Dios mio el maldito despertador no se para, no entiendo porque sigue funcionando si estamos en las vacaciones de verano. Me giró para ver la hora y son la una del mediodía. Pero no pasa nada como hoy no debo hacer nada hasta la noche que he quedado con Toni, me puedo quedar tranquilamente en mi cama sin tener que mover ni un solo músculo. Entonces alguien toca a mi puerta, me levanto y ni siquiera me pongo las chanclas, me hago un moño dejando mechones de pelo cayendo por los lados, no me miro directamente voy a ver quien es. Abro la puerta y me lo encuentro con un par de películas, palomitas y su guitarra. Él me mira de arriba abajo me doy cuenta de que solamente llevo una camiseta de manga corta ancha que me llega hasta los muslos y un tanga, no es la primera vez que me ve vestida de esta manera, pero no se si se sentirá cómodo que vaya así.

- Buenos días -dice entrando dándome un beso en la mejilla  

- ¿Cómo sabes donde vivo? -digo mientras cierro la puerta

- ¿En serio me lo preguntas? 

- Es verdad los chicos -digo yendo hacia la cocina- me acabo de levantar, si quieres desayunar vente a la cocina 

- No perdemos viejas costumbres -dijo riendo y sentándose en la silla de delante mío 

- Me voy a ir cambiar mejor

- No hace falta, no me molesta -enarqué una ceja- hace 5 años te veía así todas las mañanas

-Le hice caso no me cambié y me quedé con él en la cocina mientras buscaba mi desayuno- ¿Quieres un cafe?

- Mejor un colacao -dijo con una sonrisa traviesa

- Viejas costumbres no? -dije repitiendo su frase de antes 

- No me gusta perderlas 

Los dos nos sentamos a desayunar, recordábamos viejos momentos, entonces decidimos quedar mañana con los chicos para ir a nuestra estimada playa. También nos pusimos al día, él me contó como ha pasado todo, los mejores conciertos, algunas anécdotas con sus fans o con la prensa. Pero eso sí, lo dijo todo con una sonrisa de oreja a oreja, enseñándome que ese mundo esta hecho para él. Entonces hubo un momento donde la conversación empezó a tener silencios hasta que nos quedamos callados totalmente. Nos mirábamos sin decir nada, volví a sentir esa conexión donde no necesitábamos palabras para comunicarnos. 

- ¿Alfred que haces aquí? -dije cortando la tensión 

- ¿No te podía venir a ver? -dijo haciéndose el inocente 

- Desde que pisaste la isla hace una semana no hemos dejado de vernos cada día 

- Pero aun no habíamos estado solos -el silencio volvió a reinar en casa- he traído tu película favorita de las de Harry Potter y si tenemos tiempo te quiero enseñar nuevas canciones que estoy componiendo para saber tu opinión

- ¿Viejas costumbres? -dije seria intentando esconder mi sonrisa

- Viejas costumbres -dijo timidamente 

- Entonces que estamos esperando, haces tú las palomitas y yo pongo la película -él se levantó sorprendido al ver mi cambio de actitud, me dio un beso en la cabeza, me dio la película y se dirigió hacia el microondas. 

POV ALFRED

Una vez todo preparado, nos sentamos los dos en el sofá. Era grande pero los dos estábamos cómodos con nuestros cuerpos rozándose. Durante la película no pude evitar mirarla, me encantaba cuando repetía los diálogos, cuando sonreía en su escena favorita, cuando se ponía nerviosa y se mordía el labio o cuando su ceño se fruncía al enfadarse con el personaje, en fin me encantaba poder ver estás pequeñas cosas que la hacían tan única. Pero todo tiene su fin, entonces la película terminó. Sin querer parar el momento Amaia se levantó rápidamente y cambio la película para poner mi favorita de la misma saga. Entonces el que disfrutó fui yo, nos pasamos la tarde mirando un par de películas, sin hablar solamente disfrutando del momento, de la compañía del otro y sin querer que el tiempo se termine. 

- Creo que sería hora de parar un poco -dijo levantándose del sofá y estirándose

- Yo también lo creo 

- Me dijiste que me ibas a enseñar tus nuevas canciones -dijo agarrando mi guitarra y acercándomela mientras ella se sonrojaba 

- Eres un bebe -le agarré de las mejillas y sonrío dejando ver sus grandes ojos- pero no lo voy a hacer estoy cansado -dije haciendo el amago de levantarme

- Va Alfred -dijo agarrándome de la mano y empujándome hacia el sofá- me dijiste que me las enseñarías 

No me pude resistir cuando hizo un puchero, entonces resoplé y la miré a los ojos mientras me colocaba bien la guitarra. Empecé a tocar los primeros acordes, cerré los ojos disfrutando del momento intentado que ella sintiera los mismo que yo. Había momentos que abría los ojos y la veía a ella mirándome concentrada en la canción, viendo como había momentos que ella reía, o una pequeña sonrisa aparecía en su rostro o donde tan solamente le cautivaban mis versos. Sin darme cuenta la canción terminó y ella aplaudió.

- Vuélvala a tocar -pidió suplicando 

- ¿Te ha gustado?

- Me ha encantado -entonces mi mente viajera volvió años atrás cuando le enseñé mi primera canción 

Sin darme cuenta ella me abrazó, dejé la guitarra a un lado y con mis abrazos la rodeé, tenía su cara refugiándose en mi cuello mientras yo solamente me dedicaba a oler mi aroma favorito, el que hacia tantos años que no lo olía. Nos separamos lo justo, nuestras frentes se estaban chocando y nuestras narices rozándose, nuestros ojos conectaron pero sin quererlo los míos bajaron a sus labios. 



El verano de nuestras vidas -ALMAIAWhere stories live. Discover now