Capítulo Veintiuno

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Lo que menos me gusta de hacer la gira de conciertos es que no solo es eso; hay promoción, demasiada promoción. Las primeras entrevistas siempre son las más interesantes, porque a partir de estas, las que siguen son siempre muy parecidas, se repite el contenido y las mismas preguntas. En parte lo entiendo, pero no es ninguna novedad que lo que es predecible me acaba aburriendo. Por mucho que intente disimularlo, porque no quiero ser irrespetuoso, se me nota y mis respuestas no son tan ingeniosas y divertidas como deberían.

Como me dijo James, porque a él no se le pasa ni una, es su trabajo de todas formas, hay algunas noticias acerca de mi concierto en Londres. En ellos se menciona mi gran talento y lo bien que me desenvuelvo en el escenario. No es ninguna mentira, lo di todo, pero si solo hablase de ello ni me hubiera molestado en leerlos, porque eso ya lo sabía, aunque siempre venía bien que me subieran el ego.

Mi regalo a Lena, porque sí, seguía considerándolo así, era en lo que centraban algunos artículos. No había ninguna fotografía oficial del momento, pero algunos portales web contaban con videos del momento, mis fans eran unas expertas en grabar ese tipo de cosas. La mayoría lo habían subido a sus redes y algunas me habían etiquetado. Había intentado ponerle me gusta a la mayoría de ellas, aunque por primera vez, había vigilado que no hubiera un texto junto al vídeo que dijese algo que no era cierto, como por ejemplo que era una prueba de amor o algo así. No es que me importase el contenido, en realidad muchas veces ni leía qué ponían, daba me gusta de forma aleatoria porque de ese modo daba alegrías a esos fans, a mí no me costaba nada. Pero después de haber tenido esa conversación, o mejor dicho, discusión con Lena, había pensado que no era conveniente que siguiera alimentando un rumor que no era cierto.

Somos amigos. Solo amigos.

Y esta vez es de verdad, no fingido.

Después de Londres, fuimos a Irlanda, para luego recorrer casi toda Europa. Era una de las cosas que intenté al plantear mi gira, visitar las máximas ciudades posibles. No sabía cuándo volvería a hacerlo, porque con mi falta de inspiración no estaba componiendo nada y no habría disco en un tiempo cercano. Pero de todas las ciudades europeas que había no estaba incluida ninguna de Suecia. Una pena. Podría haber sido una muy buena excusa para volver a ver a la princesa.

Así van pasando los días y las semanas. No sé el motivo, pero no incluyo el tema que le dediqué a Lena en el repertorio de los otros conciertos. Se ha convertido en nuestra canción, aunque a ella no le hiciera gracia. Es como si la traicionase en ese sentido. Una tontería, lo reconozco, pero tenía esa sensación. Lo más gracioso es que los fans no me la pedían, era como si me entendiesen.

A medida que se acercaba la fecha del concierto en Toronto me costó mucho ocultarle a James lo que estaba haciendo. No me gustaba tener secretos con él y ahora tenía uno. Pero tenía que salir bien, era una sorpresa. Le encantaría. Solo pedía que si se casaba con esa actriz, gracias a mí por presentarlos, fuese el padrino de la boda. Cualquier otra opción sería una traición hacia mi persona y me sentiría muy dolido.

La soledad de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora