Capítulo Cincuenta y Ocho

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Me sonrojo sin saber bien la razón al escuchar sus palabras. No me acostumbraré a que me diga este tipo de cosas sin ningún tipo de filtro. Sé que lo piensa, me lo ha remarcado muchas veces, pero se sigue haciendo extraño.

—Esta noche, si puedes, hablamos —empiezo a despedirme al ver que estoy llegando al destino—. Tengo que colgar.

—Adiós, princesa. Pensaré en ti.

—¿Lo harás?

—Por supuesto. Ni lo dudes. Siempre pienso en ti, lo dice la canción, ¿no?

Vuelvo a sonrojarme y cuando finalizo la llamada niego de forma sutil con la cabeza mientras una sonrisa adorna mi rostro. Antes de bajar del coche, cuando ya me han abierto las puertas, guardo mi teléfono a toda prisa y los flashes no tardan en cegarme. Me han pillado algo desprevenida, pero intento disimularlo. No me paro y avanzo junto a los miembros de seguridad. Veo que no soy la última en llegar, que aún faltan los reyes, Freya y otros miembros importantes.

—¿Y esa sonrisa? —pregunta Kristoff y al ver que no tenemos mucha prensa cerca, me saca la lengua con complicidad.

—No me chinches —me apresuro a decir.

—¿Yo? Para nada —se mofa—. Creo que la felicidad de mi hermana está muy relacionada con cierto...

—Calla —lo interrumpo y miro de reojo a los periodistas—. No es el momento.

Confiaba en mi hermano y sabía que no diría nada, pero no quería arriesgarme a posibles especulaciones o que hubiera gente que se pusiera a leernos los labios. No sería la primera vez.

—¿De qué habláis? —Freya aparece de la nada con su gran sonrisa—. No me dejéis al margen.

—De nada —niego con la cabeza—. Guarda el teléfono —digo al ver que lo tiene en la mano—. No es el momento.

—No seas aburrida, Lena. Viniendo hasta aquí tenía que matar el tiempo de algún modo. —Aprieta los labios haciendo un pequeño mohín para que no siga riñéndola—. Hemos llegado antes que mamá y papá, eso es raro.

—Guarda el móvil —insisto al ver que no me ha hecho caso.

—Que ya voy. —Freya bufa, molesta—. Una última cosa antes de que lo haga.

—¿Qué? —pregunta Kristoff riendo.

—El último tuit de Rìgh Bastian —explica—. Te he contado antes de empezar los actos lo que preocupada que estaba por él por las últimas informaciones... —asiento—. Pues las royals...

—¿Royals? —No entiendo nada, ¿a qué viene esa palabra?

—Sí, es como nos llamamos las y los fans de él. —Pone los ojos en blanco un momento, como si fuera muy obvio y le moleste que no lo sepa—. Mira que no saberlo, Lena. Se supone que tenéis una relación cordial, estas cosas son las que deberías saber, es necesario.

La soledad de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora