Capítulo Treinta y Dos

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Definitivamente, a Lena le ocurre algo

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Definitivamente, a Lena le ocurre algo. Esa forma de contestar, aunque he de reconocer que me gusta que saque su carácter, no es usual en ella, suele ser más correcta y educada. Es más, me imagino su voz en mi cabeza diciendo que hablar de ese modo no es apropiado. Lena está tan tensa que lo transmite y hace que el ambiente se vuelva un poco incómodo. Digo lo primero que se me pasa por la cabeza para rebajar la tensión, es lo que se me da bien, hacer algún comentario gracioso e intentar que todo pase.

En lugar de eso, se ponen a hablar en sueco y me molesto. No es que considere que sea alguien importante, bueno, en realidad sí lo soy, pero puedo llegar a entender que si entre ellos hablan en su idioma, que lo hagan, debe ser muy complicado cambiar la forma de comunicarse con alguien de repente. No obstante, creía que Lena me tendría en más consideración. No sé sueco, tampoco tengo intención de aprenderlo, así que podría cambiar rápidamente al inglés para que nos entendamos todos, incluso James.

No me gusta sentirme tonto y ahora mismo es así, es como si estuviera fuera de lugar, como si no contase para ellos.

Antes de que pida, no de forma amable, que vuelvan a usar el inglés, Lena lo hace y se disculpa. Tan correcta como siempre.

Creía que cuando nos viéramos ella actuaría de una forma distinta, o al menos de la misma forma que había dejado ver durante estas semanas en nuestras videollamadas. La Lena que tengo delante de mí no se parece en nada a la princesa relajada y sonriente que veía a través de la pantalla, a la que mis comentarios extravagantes o mis bromas no le molestaban, la que se reía con ellos y me lo devolvía a su manera. Observarla es como volver al pasado, a nuestros primeros encuentros y conversaciones, a que vuelva a tener su coraza helada y gélida.

Y quiero saber la razón de ese cambio. Porque por lo que la conozco, que no es mucho, cuando se comporta así, casi de forma automática, sin pararse un momento a mostrar lo que siente, es que hay algo que ha ocurrido y le preocupa, que no puede dejar de pensar en algo.

Lena saca tema, consciente, o eso es lo que creo, de que no ha hecho bien dejándonos de lado con el idioma. Nos pregunta algo que ya sabe, porque le he contado más de una vez con todos los detalles, sobre todo en nuestras primeras conversaciones, que aún sentía la adrenalina por los conciertos y es casi monotema. Pero si ella quiere hablar de ello, lo haré. Explico de forma resumida, pero precisa, todo lo de la gira. Mientras voy hablando, la miro, centrándome lo máximo que puedo en sus ojos, intentando descifrar el enigma que hay debajo de su hielo.

Cuando estoy contando el concierto en Toronto y mi encuentro con el reparto de Suits, Lena me mira y niega sutilmente con la cabeza. No sé qué se piensa que voy a decir, pero el secreto del príncipe Harry no es una de ellas. Sé que es un tema delicado, y aunque yo lo sepa, no lo voy a ir propagando. Solo se lo dije a Lena, sabiendo que ella no se iría de la lengua y porque en cierto modo, había sabido mis intenciones fallidas de emparejar a James.

La soledad de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora