Capítulo XXI.

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   Decidí ponerme la chaqueta de mezclilla que tenía, para tratar de amortiguar el frío. Me combinaba muy bien con mi atuendo, puesto que era la única pieza que no era de color negro. Gracias al cielo había llevado mi paraguas, así que al estacionarme frente al colegio de Julian, lo busqué.

   La lluvia era bastante fuerte y sólo por eso apresuré mis piernas hasta lograr entrar a la escuela. Había llegado media hora antes, así que todo estaba notablemente vacío, y más aún con el clima.

   Sacudí el paraguas y lo dejé en la entrada, para después escabullir mis piernas hacia el pequeño pasillo. La puerta del salón de Julian estaba cerrada y pude escuchar algunos murmullos y risas. Lo que me dio a entender que aún estaban en clases.

   El salón de música también tenía la puerta cerrada, pero no se escuchaba nada a excepción de una bonita melodía de guitarra, así que le di un par de toques.

   —¿Quién? —era la voz de Paul.

   —El amor de tu vida.

   —Ah, Linda, cariño. ¿Qué le sucedió a tu voz?

   Escuché su risa, y seguido de eso la puerta se abrió. Paul vestía un bonito suéter beige de cuello alto, pantalón de mezclilla y un par de botas al estilo leñador que le asentaban de maravilla.

   —Ah, no. Es John. Pasa, de todos modos...

   Entré al salón de música, al tiempo que me quitaba los lentes y los limpiaba con el borde de mi camisa negra: le había caído un par de gotas al cristal.

   —¿Cómo estás? —me los volví a colocar y lo miré: estaba a mí lado—. ¿Qué tal todo?

  —¿Por qué eres tan seco conmigo?

   —Ya va, ¿qué? Más bien el otro día me dijiste que no te gustaba que fuera meloso contigo. No te entiendo.

   —¿Cómo le vas a decir '¿qué tal todo?' al amor de tu vida? Porque yo sé que lo soy, no hace falta que me lo digas; y no te atrevas a negarlo.

   —Bueno, sí —reí un poco—. Pero... oye, ¿qué fue eso que me dijiste anoche?

   —Eh... b-bueno porque... ¡porque quiero enamorarme de ti con locura para que te quedes quieto y me dejes en paz! Sí, eso.

   —¿O ya lo estás?

   —Esto está mal. Mira, yo... yo soy casado y a veces suelo arrepentirme por hacerle esto a Linda, ¿me expliqué? Es como que sí quiero, pero a la vez me freno porque tengo una familia y no quiero desplomarla por alguien pasajero.

   —¿'Alguien pasajero'? ¿Eso es lo que soy para ti?

   —Sí. Oh, vamos, no te ofendas por la verdad. En algún momento se va a acabar. Tal vez cuando Julian salga de vacaciones escolares o cuando tú te cases, o cuando alguien que te ame llegue a tu vida.

   —Yo quiero que 'lo nuestro' dure toda la vida.

   Paul carcajeó y deslizó la mano por su cabellera azabache.

   —No hay 'lo nuestro'.

   —Lo sé... Pero no tenías que ser tan cruel en decirme que era alguien pasajero para ti.

   —Digo la verdad.

   —Bien, me voy. No quiero seguir escuchando eso.

  —Hey, espera. No te ofendas por lo que te dije. Sólo no quiero darte falsas esperanzas. Ya al menos sabes que yo jamás dejaré a mi familia por ti y ya es tu decisión porque prácticamente te estás lastimando solo.

Your Heart is all I have ➳ McLennonWhere stories live. Discover now