Capítulo XXXII.

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   Al parecer mi semblante se delató, porque de inmediato ella se levantó y me tomó del antebrazo, para luego encaminarme hasta el pasillo. Tal vez no quería que Heather escuchara.

   —A ver, te explico mejor —Linda tomó aire, y sus bonitos ojos azules se cristalizaron—: desde hace meses tenía pensado pedirle el divorcio a Paul, pero realmente no me atrevía por el bien de Mary y Heather: las dos lo aman mucho. Antes de hacerlo hablé con mi padre, que es abogado, él me dio una serie de recomendaciones y también me dijo que hablara con un psicólogo para niños. Llevé a Heather, le hizo una serie de exámenes prácticos, y llegó a la conclusión de que las dos deben estar con Paul. Al parecer Heather habló sobre ella también, y de lo bien que se sentía la bebé al estar con él. No me quedó otra alternativa que cederle la custodia... y aunque me parte el alma, debo hacerlo por el bien de Heather: si no lo sabías, Paul no es su verdadero padre, él la adoptó. El psicólogo me dijo que ella crecería con una inestabilidad emocional con respecto a sus padres: el que la abandonó, Paul, y con quien yo quiera rehacer mi vida. No es correcto que tenga el ADN de uno, el apellido de otro, y viva con otro; eso le hará daño por ello es mejor que vea como figura paterna a uno solo: a Paul.

   —Te entiendo —asentí. Tenía un nudo en mi garganta que no se quitaba—. Es... es cierto lo que dices.

   —Y no entiendo por qué Paul quiere abogados. Mi padre se ofreció a ayudarlo, y solo hay que "pelear" los bienes: la casa, el auto... ya.

   —Debe tener sus motivos —murmuré—. Pero, Linda, ¿por qué te vas a vivir fuera de la cuidad?

   —Es algo que aún no lo decido.

   —Trata por lo que más quieras de encontrar algo aquí en Liverpool —le dije—. Tampoco es bueno, ni justo, que estés alejada de las niñas. Al final de todo son tus hijas, ¿no? También necesitan a su mamá.

   —Lo sé, lo sé. Pienso en ello constantemente. Tampoco creo que tenga las agallas para irme.

   —¿Denny?

   Las mejillas de Linda se tornaron de un ligero color rosa.

   —No quiero que pienses que soy loca o que me estoy yendo a las primeras —se excusó—. Denny y yo teníamos un sueño desde pequeños. Parezco adolescente enamorada —ella carcajeó y limpió las pequeñas lágrimas que se asomaban—, pero... pero Denny fue mi primer amor. Ya sabes.

   No tenía derecho a juzgarla, porque si en otra vida y en otras circunstancias fuéramos Paul y yo, yo hubiese hecho exactamente lo que ella estaba haciendo.

   —No pienso que eres loca, tampoco que te estás yendo a las primeras —le dije—. Lo que pienso es en el bienestar de Heather y Mary... no es justo que te separes de ellas. Tu divorcio es con Paul, no con tus hijas.

   —Sí, sí —asintió—. Descuida, John, yo... yo creo que soy cobarde. Estoy tratando de huir de todo mi pasado. Porque, a pesar de todo y de haberme casado con Paul sin sentimientos de por medio, Mary fue lo único bueno que salió de esa relación. Y ella y Heather son lo más grande que tengo.

   —Exacto —le di la razón, asintiendo ligeramente con la cabeza—. Ahora, debo irme.

   —John, gracias. Aún no entiendo cómo es que eres tan bueno con los demás, y ahora entiendo por qué Julian tiene un corazón tan noble.

   —Bueno... pensar en los demás nunca está de más, ¿verdad?

   Ella se sonrió.

   —Y también debes pensar en ti.

   —Iré a fuera por un momento —comenté—. Si Julian pregunta por mí, le dices que vine, pero que tuve que hacer otra cosa y que le daré helado extra.

Your Heart is all I have ➳ McLennonOnde as histórias ganham vida. Descobre agora