Capítulo 18

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La música de AC/DC a esas altas horas de la noche tan solo podía tener como objetivo mantener a uno despierto. Melody contuvo la respiración mientras se acercaba lo suficiente para ver a través de la rendija del armario en el cual estaba atrapada. Había dos hombres fuera, cada uno en su silla, frente a una amplia pared llena de monitores azules mostrando diferentes lugares de la academia. Las cámaras de vigilancia. Los hombres estaban hablando y jugando a las cartas mientras cumplían con su turno, solo deteniéndose para echar un rápido vistazos cuando las pantallas cambiaban de escena y comprobar que todo estaba en orden.

Melody retrocedió, respirando profundamente para mantener la calma. ¿Cómo demonios había terminado allí? Si ellos la descubrían escondida y espiando... Bueno, las cosas podían irse al demonio muy fácilmente entonces. Se acurrucó en un rincón del armario, atrapada en la oscuridad y el frío, rezando internamente porque a ninguno se le ocurriera abrir la puerta. Tenía que planear un modo de escapar de allí sin ser vista. Necesitaba una distracción. Pero tendría que esperar, y aquello podría tomar una eternidad. ¿Cuánto podía resistir sin ser atrapada? Apoyó la cabeza en la pared de atrás, conteniéndose de suspirar por miedo a que ellos la escucharan. Aquello simplemente no tenía lógica.

El tiempo le resultó eterno. Cuando supo que el maldito CD había llegado a la mitad creyó que sería capaz de noquearse y dejar que ellos la atraparan inconsciente, que fuera lo que la suerte dictara entonces. Pero no lo hizo, y con cada segundo que pasaba tan solo estaba más consciente, su mente pensando más en frío, su sangre ardiendo con furia al ver todas aquellas cámaras de vigilancia por todas partes. Los estudiantes creían dormir a salvo en sus habitaciones, ignorando todos los ojos que los espiaban, sin conocer la cruda verdad. Y entonces sonrió sin poder evitarlo. Estaba en el cuarto de vigilancia. ¿Acaso no era lo que tanto había deseado encontrar? Podría desmantelarlo, los destruiría hasta los cimientos de ser posible, tan solo necesitaba la oportunidad.

Esperó pacientemente, apenas prestando atención a las conversaciones triviales de los dos vigilantes solo por si oía algo interesante. Deseó tener algo para quemar el tiempo, su cuerpo se sentía especialmente inquieto y le era imposible permanecer sin hacer nada. La oportunidad estaba allí, del otro lado de la puerta, pero debía esperar por el momento adecuado. Internamente tarareó algunas canciones, solo para pasar el tiempo. Pensó lo que haría en caso de conseguir su oportunidad. Siempre se debía tener un plan para que todo saliera perfecto y sin ningún inconveniente. Si hubiera tenido su cuaderno hubiera continuado con sus planos, quizás incluso hubiera dibujado la escena de su sueño a pesar que no veía la utilidad de haber visto aquel momento.

—Hubo problemas en las oficinas de asuntos externos en New York.

—No es nuestro asunto. No importa.

—Es solo un dato curioso.

—Cada parte de la empresa tiene sus riesgos. Asuntos externos tiene los suyos y nosotros los nuestros, ninguno de ellos soportaría un mes aquí vigilando a todos estos chicos.

—¿De todos modos no te inquieta que eso haya sucedido?

—Deben haber perdido el control sobre alguna de sus capturas.

—Dicen que fue un ataque externo.

—Eso no tiene lógica.

—Por eso mismo.

—No puedes atacar las oficinas de asuntos externos. Su seguridad es tan perfecta como la nuestra.

—Están en New York, basta con localizarla.

—Sigue sin ser posible entrar.

—Perdimos comunicación. Su sistema está destruido. Las oficinas quedaron en ruinas. Un hackeo al ordenador central diría yo pero lo cierto es que no se nos ha informado mucho al respecto. Creo que nadie sabe lo que sucedió, o si es así tratan de ocultarlo.

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