5: Descanso

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Pasadas varias horas en aquel bosque cuando el grupo de soldados fueron reunidos de nuevo.

Ya estaba por anochecer y habían perdido todo rastro de los fugitivos que buscaban.

Eric Fave se encontraba preocupado por su amigo, hacia horas que este había desaparecido en el bosque y el hecho de que nadie lo haya visto no ayudaba en nada.

Además, aquella chica era la misma que se encontraron en Lorraine, cosa que no hacia más que ponerlo nervioso, ¿Y si aquella chiquilla le había hecho algo como venganza por sus padres? No, desecho aquella idea de inmediato.

Aquella jovencita no sólo era más pequeña que Antoine, sino también delgada y llevaba a un niño con ella mientras que su compañero era más alto y fuerte, sin contar que tenia un arma y entrenamiento en las artes militares.

¿Y entonces? ¿Qué había sucedido entonces? ¿En donde estaba Antoine? ¿Le habría ocurrido algún accidente en el bosque?

Agitó la cabeza mientras que se formaba a la espera de las siguientes instrucciones que su capitán daría, era momento de estar atento, no de sacar suposiciones apresuradas.




El frío de la noche hizo que la morena temblara mientras que un escalofrío la recorría de pies a cabeza.

¿Qué hora sería? ¿En qué parte del bosque se encontraban?

Todo a su alrededor ya se encontraba oscuro, no podía ver mucho debido a la poca luz del lugar, la brisa fría barría el escenario y del cielo empezaron a caer varios copos de nieve.

Un estornudo escapó de la joven mientras tiritaba, estaba helando y sabía que su hermano también tenía frío.

— Vamos a descansar -escuchó la voz de Antoine por primera vez desde hacia ya un buen rato- por allá hay una cueva y si seguimos andando a oscuras y con este clima no sólo nos enfermaremos sino que también nos vamos a perder...

Dicho esto los tres se dirigieron a dicho lugar.

Una vez allí el rubio buscó algunos trozos de madera para armar una fogata mientras que la joven y su hermano descansaban en el suelo.

Cuando ya la fogata estuvo por fin encendida el soldado se dirigió hacía Cosette y se agachó para, acto seguido, sostener su tobillo e inspeccionarlo detalladamente.

La chica se sonrojó de sobremanera mientras que el niño veía de mala gana al mayor, como si con sólo la mirada pudiera perforar a aquel sujeto que estaba tocando a su hermana.

— Tienes que guardar reposo, de lo contrario la torcedura de tu tobillo se podría empeorar y si eso sucede créeme que ahí sí no vas a poder caminar...

— Oh -musitó la morena- ya veo... ¿Crees que tarde mucho en sanar?

— Yo diría que con algunos días que descanses estarás mejor, pero debemos encontrar un refugio más seguro...

— Sí, supongo que sí.

Ella se frotó los brazos mientras intentaba darse calor mientras que Pierre se recostaba junto a ella.

El rubio miró a los hermanos mientras que avivaba las llamas de la fogata, esos dos lo hacían recordar a su propia familia, su padre, su madre, su hermana... ¡Dios! ¡Cuanto los echaba de menos!

¿Cuándo volvería a ver a su familia? ¿Cuándo volvería a estrechar a sus padres y a su hermana entre sus brazos?

Y por un momento el pensamiento de que todo podría ser peor llegó a su mente, el pensamiento de que podría estar en lugar de aquellos dos hermanos, el pensamiento de que podría estar siendo perseguido como un animal.

Y entonces sintió pena por la chica y su hermano, por lo menos su familia estaba libre, en cambio los padres de aquellos hermanos habían sido atrapados y enviados como ganado a distintos campos de concentración.

Y realmente, sólo Dios sabia si un día se volverían a ver.

Sacó un par de latas de comida de su bolso y las empezó a calentar en la fogata mientras que estaba sumido en sus pensamientos.

Una sonrisa triste adornó el rostro de Cosette al verlo, no sabia que cosas estarían rondando la mente del rubio en aquellos momentos, pero por la forma tan pensativa y austera que se veía el joven frente a ella sabia que debía ser algo realmente importante.

— Tranquilo, sea lo que sea que te preocupe va a salir bien.

Él la vio con perplejidad al igual que Pierre, quien frunció el ceño con inconformidad.

— Sí, esperemos que así sea...

Un breve silencio se apoderó del lugar mientras que el crepitar del fuego se escuchaba, no era un silencio incómodo, más sin embargo el rubio habló una vez más.

— Mañana en cuanto amanezca partiremos, es mejor si nos mantenemos en movimiento, si nos quedamos aquí lo más probable es que nos terminen encontrando... -dijo al tiempo que les tendía una lata de comida a cada uno junto a una cuchara.

La muchacha y el niño aceptaron la comida y dando las gracias los tres empezaron a comer.

Afuera la nevada había aumentado su fuerza preocupando a la muchacha.

¿Y ahora qué harían? ¿Qué sucedería con ellos? Tenían que llegar al refugio, no podían dejar que los atraparan, sus padres habían confiado en ella, habían confiado en que ella cuidaría de su hermano y llegarían a salvo al refugio.

Miró el fuego mientras acababa de comer y se recostaba en la pared de la cueva.

Solamente esperaba que sus padres estén bien y que toda aquella termine lo más pronto posible.

¿Qué les parece? Quería decirles que acabo de inscribir esta historia en el concurso The Rous, espero que les este gustando y me den su opinión.

Arriba en multimedia una foto de Eric Fave.

Historia de un amor prohibido.Where stories live. Discover now