Capítulo 4.

18.8K 861 11
                                    

NARRANDO LEDRA.

Sigo mi camino sin mirar atrás, aunque siento su mirada en mi, Alícia no se da cuenta de nada y me alivia, habría quedado como una idiota.

— ¿En qué mundo estás? —Pregunta burlándose de mi.

— Perdona —Me rio— Un café por favor.

Las dos pedimos lo mismo, nos sentamos para hablar de nuestras cosas, consigo olvidarme de la vergüenza que acabo de pasar.

NARRANDO DANIEL.

Me subo a mi moto, Jesús sube a su coche y nos marchamos, no puedo evitar reír, aquella niñita se ha avergonzado cuando la he pillado mirándome, quizás aún siga sintiendo vergüenza.
Ambos llegamos a casa, consigo darme la ducha que tanto deseaba, cuando salgo me visto, seco mi pelo y voy a la cocina.

— No me parece bien que volváis a salir sin dormir. —Dice nuestra madre adoptiva.

— Basta —Digo suspirando— ¿No notáis qué no nos gusta que nos presionéis?  —Pregunto serio.

— ¿Y tú no te das cuenta qué no queremos un mal para vosotros? —Pregunta nuestro padre atacándonos.

— Un mal —Me rio irónicamente— Ya es tarde para eso ¿No creéis?

— Hijo por favor, no sigáis haciendo lo que hacéis. —Suplica ella.

— Es la única manera que tenemos para sobrevivir. —Digo cortante.

— Nos tenéis a nosotros.

— Claro -La miro- ¿Puedes asegurarme qué nunca nos abandonaréis? —Pregunto.

— Sois mis hijos. —Asegura ella.

— No has respondido, algún día os cansaréis de nosotros porque nunca seremos los hijos perfectos y ya va siendo hora de que lo entendáis.

— ¿Qué pasa? —Pregunta Jesús.

— Nada tío, que me piro.

— No te olvides de lo que tenemos que hacer esta madrugada. —Me advierte.

— No me olvidaré. —Aseguro.

— Ganaremos mucha pasta. —Añade.

— Por esa razón no lo olvido. —Reímos.

Cojo mi casco, después las llaves de la moto y me marcho, no soporto esta situación, tampoco soporto que digan que podemos depender de ellos ¿Cómo voy a depender de alguien qué puede abandonarme? Es absurdo.
Voy bastante rápido con la moto hasta llegar al bar donde siempre estoy, entro sin tener que dar explicaciones, ya me conocen de sobra, entro y pido una copa, cuando me ven empiezan a pedirme mercancía.

— ¿La tienes? —Me pregunta un chico.

— La duda ofende.

—  Eres un crack tío. —Me río.

— Menos peloteo y más pasta.  —Pongo la mano.

Me da el dinero, le doy lo que me pide y sigo con mi copa.

— Mi querido hermoso y musculoso Daniel.—Dice Valeria tocando mi hombro.

— Vaya —La miro— tan guapa como siempre.

— Siempre tan galante. —Muerde su labio.

— Como debe ser.

Acaricia mi hombro, seguidamente juega con mis labios hasta hacerme reír.

— ¿Una copa? —Pregunto.

— Las que quieras. —Responde.

NARRANDO LEDRA.

Después de una mañana agotadora llego a casa con los dos estúpidos de mis hermanos, ellos directamente encienden su play y empiezan a jugar, cuando están así es la única parte del día que me gusta.

— ¡Os vais a quedar ciegos! —Grita mi padre.

— Solo será un poco. —Dice Matías.

— Déjales, así no los escucho.

Los dos ríen, me sacan la lengua, me llega un mensaje de Alícia invitándome a dar una vuelta, me cambio rápidamente, le doy un beso a mis padres y salgo con ella.

— Es increíble como con lo que sea que te pongas estas preciosa. —Dice Alícia.

— Que si, que yo pago las copas, deja de hacerme la pelota. —Empieza a reír.

— Vale —Me río.

— Ya estoy —Dice Lucía corriendo hacia nosotras.

— Venga.

— No llegues tarde —Advierte mi padre desde la puerta.

— No —Sonrío.

— Te quiero. —Dice mi padre.

— Y yo —Respondo.

Tras estar toda la tarde sentadas en una terraza de un bar, nos tomamos un par de copas, decidimos volver a casa, Alícia está bastante borracha, yo no puedo evitar reír, de repente mientras pasamos por el paso de peatones una moto da un frenazo.

— ¿Acaso no ves por dónde vas imbécil? —Pregunto acercándome a la moto—Podrías haberlas atropellado ¡Idiota!

Se quita el casco, es ese chico que vi en la puerta de mi instituto, trago saliva porque no sé hacer otra cosa debido a los nervios.

— ¿Ahora qué? ¿Vas a seguir insultándome o vas a ponerte rojita? —Se apoya en la moto y toca mi pelo.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora