Capítulo 74.

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NARRANDO LEDRA.

Siento una fuerte presión en el pecho, aparte de toda la furia que estoy sintiendo. Cuelgo directamente, intento tranquilizarme pero no logro hacerlo, pongo las manos en mi cabeza y suspiro, Daniel no es el único impulsivo, yo también lo soy, recuerdo el día que lo vi besándose con ella, su casa no esta muy lejos de aquí.

Me visto, me hago una coleta alta, mi abuela me pregunta dónde voy sin desayunar pero no le presto demasiada atención, me subo a un autobús y voy allí.

— Ledra ¿Qué haces aquí? —Pregunta Jesús.

— ¿Dónde esta el gilipollas de tu hermano?

— Dentro ¿Pasa algo?

Camino, llamo a la puerta, me abre ella, me mira de arriba abajo y frunzo el ceño.

— ¿Eres? —Pregunta sería.

Sin decir nada la cojo del pelo, ella grita y se defiende agarrándome a mi también, Jesús intenta separarnos pero yo no sé lo permito.

NARRANDO DANIEL.

Mientras estoy en el baño escucho gritos, cuando salgo Jesús viene deprisa hacía mi.

— ¿Qué?

— ¡Ledra ha llegado y está peleándose con Anabel!

— ¿Ledra? ¿Mi Ledra?

— ¿Quién si no?

Salgo corriendo, efectivamente Ledra está peleándose con Anabel mientras todos intentan separarlas, agarro a Ledra de la cintura y estiro de ella hasta que finalmente ambas se sueltan.

— ¡Estas loca! —Grito.

— ¡No me toques! —Grita.

— Ledra —La agarro.

— ¡Déjame! ¡Cerdo, gilipollas!

— ¡Escúchame loca! —Le grito.

— ¡A mi no me grites! —Exclama.

— ¡Tú a mi tampoco! ¿¡Se puede saber qué haces?!

— ¿Qué hago? ¿Y encima te haces el inocente? ¡Te partía la boca!

— ¿Quieres dejar de gritar cómo una loca y decirme qué demonios te pasa?

— ¡Qué eres un cerdo! Nos peleamos y te falta tiempo para meterte en la cama de otra.

— ¿Qué? —Alzo la ceja— ¿Estás loca?

— He llamado a tu móvil y se ha puesto esta.

Miro a Anabel, ella se encoge de hombros y suspiro.

— ¿Y has pensado qué te he sido infiel?

— ¿Qué quieres qué piense si estás todo el día desaparecido y cuando llamo a tu móvil para pedirte perdón me contesta una chica?  —Se cruza de brazos.

— ¿Por qué has cogido mi móvil?

— Estaba sonando y como me dijiste que tenías novia pues lo cogí, sin más.

— Para crearle una confusión.

— Esas eran mis intenciones  pero no me dio tiempo.

— Anabel, joder.

Miro a Ledra, ella me mira con el ceño fruncido, me acerco a ella pero se aparta.

— No me he acostado con nadie y tú no deberías estar aquí, tampoco deberías venir sola a estos sitios.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora