Capítulo 67.

10.7K 477 13
                                    

NARRANDO LEDRA.

Siento tanta pena por él, ha sufrido demasiado a lo largo de su vida, me encantaría poder cambiarlo todo, cambiar tanto dolor por toda la felicidad que siente cuando estamos juntos pero también se que su dolor es muy profundo y que no desaparecerá tan fácil o quizás no lo haga.

— No voy a abandonarte. —Le digo dulce.

— Te pareceré un débil.

— ¿Débil tú? —Me rio— En absoluto.

— He tenido una pesadilla, bueno, más bien un recuerdo.

— Quisiera saber porqué veo tanto dolor reflejado en tus ojos. —Suspiro.

Me mira con los ojos llenos de lágrimas, agarra mis manos y se encoge de hombros.

— Me abandonaron en un orfanato junto a mi hermano a los seis años, viví un tormento Ledra, nos encerraban, nos maltrataban, solamente porque decían que éramos rebeldes pero sólo queríamos volver con nuestros padres, éramos niños -Rie irónicamente- Nos duró poco la niñez ¿Sabes? Después de ser maltratados durante años, los dos dejemos de tener miedo, aprendimos a defendernos, a pelear por lo nuestro y entramos de lleno en este mundo, porque queríamos destruirnos, matarnos -Acaricio su rostro- no solíamos llorar delante de nadie, cuando nos encerraban en esas frías habitaciones. . . Llorábamos pero no por miedo, llorábamos preguntándonos porqué ¿Por qué las dos personas qué debieron amarnos más qué a nadie nos abandonaron? Lo peor era la soledad, estábamos juntos pero solos, no podíamos refugiarnos en nosotros porque estábamos destrozados, los dos pensábamos que ya teníamos bastante como para llorar en el hombro del otro y así fueron pasando los años, así nos fuimos llenando de odio, rencor y nos convertimos en esto, en esta basura. Nuestros padres nos adoptaron con doce años, muy mayores ¿Verdad? Te preguntarás porque a nosotros y no a dos bebés, querían arreglarnos, llevarnos por el buen camino -Se ríe- éramos retos para ellos pero fue todo lo contrario, empecemos más fuerte con los trabajos, me compré la moto y él el coche, ellos intentaron meternos en buenos institutos pero lo único que hacíamos era vender droga en ellos, hasta que nos pillaron y nos echaron.

— Nunca hemos sido buenos hijos, tampoco buenas personas —Se encoge de hombros— a veces pienso que si no nos hubieran abandonado todo habría sido distinto.

No sé qué decir, me quedo callada durante unos segundos, él limpia sus lágrimas y suspira.

— Nos detenían, tráfico de drogas, peleas e incluso acusados de muerte —Trago saliva—nunca podré olvidar las noches en las que me preguntaba llorando porque a mi, porque a nosotros, éramos dos niños que amaban a sus padres, dos niños con sentimientos nobles, con almas puras y ahora míranos, ya no queda nada de aquellos niños, ni los pedazos —Agacha la cabeza— Ya lo sabes todo, ahora es tu decisión, te quedas o te vas.

— Me quedo —Me mira— Siempre me quedaré ¿Sabes por qué? —Acaricio su rostro— Porque yo si te amo.

— Ven aquí.

Me sienta encima de él, limpio sus lágrimas y beso su frente.

— Basta de lágrimas —Alza la ceja.

— Basta.

— Este viaje es nuestro, no podemos llorar —Ríe— eso si, voy a matarte por haberme hecho un chupetón.

— ¿Y tú a mi qué? —Pregunta tocando su cuello.

— Quiero que todas sepan que eres mío, solo mío —Ríe— hay muchas detrás de ti.

— ¿Y detrás de ti no? —Pregunta.

— Pero yo solo me he acostado contigo.

— Escúchame, ahora estoy contigo, mi pasado no importa ¿Vale? —Me besa.

— Ya —Suspiro.

— Estoy enamorado de ti. —Sonríe.

Lo beso, nuestros labios se entrelazan, le quiero, le quiero muchísimo y aunque todo esté en nuestra contra voy a seguir a su lado.

NARRANDO JESÚS.

Dejo a Alicia en su casa, ella se detiene y me mira, no sé qué tiene pero joder, lo tiene.

— Gracias por tu ayuda y por defenderme.

— No me des las gracias —Me rio.

— No lo quería y me daba miedo decírselo. —Confiesa.

— Si vuelve a molestarte avísame, le partiré la cara.

— Me defiendes tanto —Sonríe.

— Eres la mejor amiga de mi cuñada.

— ¿Solo es por eso? —Pregunto.

— Y porque tú también pones mi mundo patas arriba cuando te veo. —Respondo y sonríe.

— Espero verte más a menudo —Sonrío.

— Me verás.

Me da un beso en la mejilla, seguidamente entra en su casa, me deja pensativos varios segundos y seguidamente sonrío.

Decido ir a casa de mis padres adoptivos, quizás hicieron mal pero han sido los únicos padres que he tenido, quizás mi hermano y yo si seamos muy diferentes, él es más frío, más rencoroso y yo soy comprensivo.

Cuando llego un coche de policía está estacionado en la puerta, decido esperar hasta que se marcha, entro por la parte de atrás, mi madre llora mientras mi padre discute con ella. Cuando la veo el mundo se me viene encima, esta golpeada, muy golpeada.

— ¿Mamá?  —Pregunto.

— Hijo —Me abraza.

— ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

—  ¿Acaso no lo sabes? Si todo esto es culpa de vosotros.

— No, no sé nada.

— La han atacado mientras estaba haciendo la compra, con el pretexto de que tu hermano no cumple los trabajos —Frunzo el ceño— Nos han amenazado de muerte ¡¿Sois conscientes de lo qué eso significa?! ¡Todo esto es por culpa de vosotros dos! Estáis metidos hasta el cuello en esa vida y ahora los que pagamos somos nosotros.

— Mamá —La miro— dime que no le has dicho nada de la chica.

— ¿Os  importa más la chica qué nosotros?

— ¡No! No es eso, es que la estábamos protegiendo, manteniendo al margen de todo.

— Pues.. -Suspira.

— Mamá, Dani se volvería loco ¿Entiendes? ¡Loco!

— Lo siento —Murmura.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora