Capítulo 32.

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NARRA DANIEL.

Me quedo bastante impactado cuando escucho a mi propio hermano decir unas palabras tan duras, jamás me habría imaginado algo así, ni siquiera arrastrado por la rabia.

— Dani —Baja el tono— lo siento.

— No, tienes razón, ella está mejor lejos de mi.

— No quería hacerte sentir peor de lo que te sientes. —Suspira.

— No te sientas mal, has dicho toda la verdad.

— Dani —Le miro— perdóname.

Pongo la mano en su hombro, encojo los hombros y me mira triste.

— No te preocupes, estoy bien.

— Se que no lo estás y no merecías algo así, me he dejado llevar por el enfado, no he pensado en lo mal que podrías sentirte.

— Déjalo, no quiero escucharte más

— No lo he pensado.

— Has sido sincero, no quiero seguir esta conversación porque eres mi hermano y no quiero acabar en una pelea.

Subo a la moto, me pongo el casco, Jesús se queda mirándome, se que él es impulsivo y dice las cosas sin pensar pero me ha dolido, muchísimo.

— ¿Subes? —le pregunto.

— No, iré andando.

— No quiero que estes solo, Raúl esta por ahí, armado y con ganas de matarme.

— Yo lo calmaré, lo entenderá, no es la primera vez que se entera que un colega ha estado entre las piernas de Anabel.

— Puede pegarte un tiro sin pensarlo.

— Yo también tengo una pistola.

Arranco, él me observa desde lejos, yo lo miro desde el retrovisor, aumento la velocidad solamente para sentir lo frágil que es la vida desde aquí, con un solo movimiento puedo acabar con mi vida de mierda.

NARRANDO LEDRA.

Después de comer vuelvo a subir a mi habitación, llamo a Alícia para que venga a pasar el día conmigo, necesito distraerme, que me saque de estas cuatro paredes.

— ¿Pero todavía estás así? Venga, vístete. —Insiste ella.

— No sé si será lo mejor.

— Con todo lo que me has contado si, será lo mejor.

Termino haciéndole caso, nos marchamos a tomar algo con unas amigas pero mi mente está en otro sitio, más bien en otra persona.

— Quizás deberías fijarte en otro, sabes qué Daniel nunca fue bueno para ti. —Agacho la cabeza.

— No hablemos de él, por favor.

— Pues está ahí. —Señala.

Me giro, él está sentado en un banco fumándose un cigarro, tiene la cabeza agachada y eso me preocupa, nunca lo he visto así, sin pensármelo dos veces me levanto, Alícia agarra mi muñeca y la miro.

— Si quieres olvidarle empieza por no correr a sus brazos.

— Déjame.

Camino hacía él, cuando me ve se levanta deprisa e intenta huir, agarro su brazo impidiéndolo, él se detiene pero no me mira.

— Dani. —Murmuro.

— Tienes que alejarte de mi ¡Hazlo de una maldita vez! —Sube la voz.

Lo noto extraño, me pongo delante de él, levanto su rostro aunque intenta resistirse y descubro que está llorando.

— Dios, Dani. —Agarro su rostro.

— Todo es una jodida mierda Ledra, todo. —Me abraza.

Nuestro amor es animal. Where stories live. Discover now