Capítulo 89.

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NARRANDO LEDRA.

Algo dentro de mi se rompe, quizás la ilusión de tener una familia con él. Apago la comida, cojo los platos y se los doy.

— Llévalos a la mesa. —Le digo.

— Me molesta que te muestres indiferente. —Dice él.

— Oh, disculpa por no discutir contigo.

— Prefiero que me insultes a qué te muestres indiferente, discutamos este tema para no volver a sacarlo nunca más.

— No, no te voy a dar el gusto.

— Ledra Jones, no te comportes como una niña malcriada —Le miro.

— No quiero discutir ¿Tanto te cuesta aceptarlo? Quiero comer porque hacía mucho tiempo que no tenía tanta hambre, así que por favor pon los putos platos en la mesa.

— Vale.

Lo hace, también lleva los vasos y yo llevo la jarra de agua, aunque miro en la nevera y le llevo también una cerveza por si quiere tomarla.

Nos sentamos, ambos estamos en silencio, él abre la cerveza y yo como de la ensalada.

— Odio este silencio ¿No podemos estar como antes?

— El silencio es mejor que cualquier cosa.

— Ledra, dime ya lo que tengas que decirme, no soporto que te comportes así.

— No puedo decirte nada, es tu decisión ¿No? Tendré que respetarla.

— Tú no eres así.

— ¿Y qué quieres? ¿Qué me ponga a pegar voces? —Suspira— Pues no, quiero disfrutar de esto.

— Yo prefiero que me grites antes de que te sigas quedando callada.

— No voy a gritarte.

Bebe de la cerveza, termino de comer y recojo mi plato, lo meto en el lavavajillas, él hace lo mismo con el suyo y me retiene en la cocina.

— Tenemos que hablarlo. —Suplica.

— No quiero hablar nada.

— Se que ha sido muy duro lo que te he dicho y se que no debería habértelo dicho así, ni siquiera debíamos hablar de esto todavía pero a surgido y te lo he dicho, grítame, insúltame pero por favor, deja de estar callada.

— No quieres tener hijos conmigo, ya esta, no tienes que darme explicaciones.

— Ledra, ni contigo ni con ninguna otra, no quiero tener hijos.

— Vale, ya esta, hablado.

— No está hablado y deja de comportarte así ¡Joder! Me desquicias.

— ¿Y qué quieres qué te diga? ¿Que yo si quería tener en un futuro hijos contigo? Pues si, pero ya esta, no quiero hablar más del tema y ahora déjame pasar.

— He tenido una vida difícil Ledra.

— Deja de poner de pretexto siempre la vida que has tenido, deja de intentar excusarte diciéndome que lo has pasado mal, eso no es excusa para no querer tener hijos ¿Entiendes? Entiendo que hayas sufrido, que tu pasado haya sido horrible e incluso que hayas tenido que hacerte el muerto para salir de la mierda en la que tú solo te metiste —Desvía la mirada— pero no me pidas que te permita usar de pretexto tu vida porque ni yo soy la madre que te abandonó, ni tú serás un mal padre.

— Ledra —Niego con la cabeza.

— Ahora no Dani, no quiero seguir diciéndote cosas que puedan llegar a dolerte.

Asiente con la cabeza, me aparto de él y llaman a la puerta.

— Señorita ¿Podemos entrar ya a limpiar la habitación? —Pregunta una mujer.

— Si, podéis pasar ya.

Cojo mi bolso, Daniel me mira y yo directamente me marcho, me siento en un parque y veo como los demás caminan, unos con prisa, otros con tristeza y otros. . . Siendo felices.

NARRANDO DANIEL.

Me visto, salgo a buscar a Ledra pero no conozco esto, casi no puedo ir por ninguna calle porque me perdería, termino sentándome en la terraza de una cafetería, veo al resto de personas pasar y me pierdo en mí mismo, en mis infinitos miedos.

— Disculpe —La miro— soy de España y no sé a cuantos Franceses les he hablado en español y no se han enterado de nada.

— Soy español —Ríe.

— Dios, que alegría volver a escuchar mi lengua.

— ¿Quiere algo?

— Perdona por molestarte de verdad —Toca su nuca— quiero ir a este lugar pero no sé cómo llegar.

Me enseña una dirección, me encojo de hombros y ríe.

— Vaya, al parecer no soy la única que no entiende nada de Francés.

— Pues no, yo tampoco entiendo nada, mi novia es quien me guía, aunque la he perdido.

— Ya decía yo, para un español guapo que me encuentro tiene novia, vaya chasco.

— Tranquila, hay muchos turistas españoles —Se ríe— sin compromisos claro.

—  ¿Estás comprometido?

— No —Me rio— pero tengo una novia preciosa.

— Que mono y que afortunada ella.

— El afortunado soy yo, siempre seré yo.

La chica sonríe, yo también lo hago, aunque por no parecer borde.

— Espero que duréis, cuando hablas de ella tus ojos se iluminan.

— Eso espero.

— Espero encontrarte dentro de unos años y que me digas que te casaste con ella.

— Bueno, casarme no está en mis planes pero si volvemos a vernos algún día espero decirte que somos felices.

— Bah, seguro que si —Sonríe— por cierto me llamo Sílvia.

— Dani.

— Debo seguir buscando esta dirección, gracias por tu charla.

— De nada, que tengas suerte.

Ella se marcha, pongo las manos sobre mi rostro, deslizo seguidamente hasta ponerlas en mi nuca.

NARRANDO JESÚS.

Alicia se marcha a su casa, yo salgo con el coche porque tengo algo muy importante he hacer. Bajo del coche y me siento en un banco a esperar.

— Jesús.—Dice mi padre biológico.

— Sentaos, no quiero perder mucho tiempo con vosotros.

Nuestro amor es animal. Where stories live. Discover now