Capítulo 85.

9.3K 467 19
                                    

NARRANDO LEDRA.

Siento como el corazón se me va a salir del pecho, sigo abrazada a él, con pánico de separarme y darme cuenta de que todo ha sido una alucinación por lo mucho que lo extraño.

— No es cierto ¿Verdad? No estás aquí.

— Estoy aquí —Sonríe— no soy una alucinación o algo peor, soy yo.

— Estas muerto, es imposible. —Lloro.

— Perdóname —Le miro.

— Tengo miedo de despertar y darme cuenta de que vuelvo a estar sola sin ti.

—Eso no pasará —Me acaricia— estoy aquí de verdad.

— Eso significaría que me has engañado y me has hecho llorar —Hace una mueca con los labios.

— Lo siento.

— Te odio. —Le golpeo el pecho.

Me levanto sin poder contener las lágrimas, él también lo hace y se pone delante de mi.

— No me toques —Sollozo— ¿Sabes cómo lo he pasado? ¡No tienes ni puta idea!

— Créeme que no quería hacerte daño pero necesitaba hacerlo, hacer que todo fuera creíble Ledra.

— ¡Me hiciste creer que estabas muerto! —Exclamo.

— Me dolió hacerlo —Agarra mis manos.

— No me toques, no soportaría que todo esto no fuera real.

Me besa, le sigo el beso lenta y apasionadamente, extrañaba tanto sus labios, el sabor dulce de sus besos. Agarra mi cintura, paso los brazos por alrededor de su cuello, mi mente y corazón suplican que esto no sea un sueño.

— Estoy vivo niña fresa.

Le doy una fuerte bofetada, él toca su rostro y me mira, seguidamente suspira.

— ¡Me has hecho llorar mucho!

— Te lo contaré todo.

— Más te vale que todo esto haya tenido un buen motivo porque te juro que no te lo perdonaré nunca.

Agarra mis manos, nos sentamos en la cama, él acaricia mi rostro, cierro los ojos dejándome llevar por sus caricias, sigo sin poder creerme que esté aquí.

— Cuando me llevaron al hospital realmente me estaba muriendo, no lo fingí, pero la operación salió bien, yo le pagué al doctor para que os mintiera, él me contó que Jesús necesitaba un riñón y yo sin pensar si viviría o moriría dije que yo le donaría el riñón a mi hermano, me hicieron las pruebas y si, era compatible.

Se levanta la camiseta dejándome ver la cicatriz, le miro dulce y sonrío, me parece tan tierno lo que hizo por Jesús, incluso después de ser disparado y estar entre la vida o la muerte luchando por su vida.

— El doctor me dijo que era peligroso ya que estaba débil pero no me importó, mi hermano iba a morir joder, le habría dado los dos si pensármelo —Trago saliva— ahí ya sabía que yo había muerto, te escuché gritar y llorar, no sabes como me dolió, quería salir y abrazarte pero no podía, quería seguir muerto pata todo el mundo.

— Incluso para mi —Digo cabizbaja.

— Si, también para ti, debía ser creíble Ledra y gracias a ti lo ha sido.

— He pasado noches llorando desconsolada, días sin comer ¿No entiendes? Podrías haberme llamado después de todo y decirme que estabas vivo.

— ¿Llamarte? Ledra, quería decírtelo en persona —Suspiro— pero no podía ni moverme de la cama, tenía dos heridas cicatrizando y la del riñón aún está haciéndolo —Le miro— en cuanto he podido levantarme no me ha importado nada más, solamente venir a verte.

Nuestro amor es animal. Where stories live. Discover now