Nuestro amor es animal.

Capítulo 101.

NARRANDO LEDRA.

Desvío la mirada, Dani mira su vaso sin decir absolutamente nada después del "quizás", yo siento como todo dentro de mi se destroza, algo me desgarra el alma.

— Chicos —La miramos— Jesús quiere hablar con vosotros.

Nos levantamos, entramos en la habitación y me siento junto a Jesús.

— Dejaré esto, me iré a París con Alicia.

— Yo me iré mañana o cuando haya un vuelo.

— ¿Tú no vas? —Le pregunta a Dani.

— No tengo nada que hacer allí.

— ¿Y Ledra?

— Hemos tomado caminos distintos.

— Oh —Dice mirándome.

— Si me perdonáis, voy al baño.

Me levanto, paso por al lado de Daniel sin mirarle y me encierro en el baño, deslizo por la puerta hasta acabar en el suelo, empiezo a llorar muy bajo para que nadie me escuche.

NARRANDO DANIEL.

Mantengo la mirada en la nada, Jesús me golpea el brazo obligándome a mirarle.

— ¿Eres gilipollas o qué?

— Es lo mejor y no me digas lo contrario porque en este momento no soportaría nada.

— Habéis luchado contra todo por estar juntos, lo habéis superado todo hasta la muerte —Le miro— ¿Cómo podéis ser tan imbéciles?

— No nos hacemos bien, no funcionamos juntos Jesús, para el sexo no te digo que no pero para una relación —Muerdo mi labio— no podemos ser felices.

— Siempre habéis tenido una relación e incluso cuando no estabais juntos, sois tal para cual joder ¿No lo ves? Vuestro amor es extraño pero es vuestro.

— Animal.

— ¿Qué?

— Nuestro amor es animal, no podemos estar juntos pero nos morimos separados, somos capaces de todo por estar juntos, capaces de luchar contra todos solamente por tenernos

— Entonces no entiendo esta decisión.

— Es mejor así —Encojo los hombros.

— ¿Ya no os amáis? —Pregunta.

— Siempre la amaré Jesús, como un loco pero a veces las cosas no pueden ser y ya.

Suspira furioso, no puedo evitarlo, empiezo a llorar sin más, él se acerca a mi y me abraza, termino rompiendo en llanto en su hombro.

— Todo estará bien. —Me abraza.

NARRANDO LEDRA.

Alguien llama a la puerta, la abro y es Alicia, la abrazo con fuerza y me acaricia la cabeza.

— He oído a Dani, lo siento.

— Yo lo amo —La miro— y me duele, me duele muchísimo esto.

— Pues no os separéis ¿No veis qué no podéis estar separados? Es absurdo que lo intentéis

— No funcionamos — Me siento en la tapa del retrete.

— Claro que funcionáis Ledra, pero habéis tenido momentos malos, las relaciones son así, habéis superado mucho joder ¿Os vais a rendir ahora?