Capítulo 57.

11K 507 7
                                    

NARRANDO DANIEL.

Siento una fuerte furia, escucho su risa, Jesús me mira sin entender absolutamente nada, yo tampoco sé como conoce a Ledra, jamás la he paseado por esos barrios marginales.

— ¿A quién te refieres?

— A esa hermosa niña morena. —Arrugo la frente.

— ¿Morena? —Pregunto.

— No te hagas el gilipollas, los dos sabemos de quien hablo, su hermano casi te mata por follar con ella.

— ¿Anabel?

— ¿Ves cómo si sabía quién? —Ríe.

Suspiro aliviado, se que no debería porque Anabel corre peligro, pero me siento aliviado que no sea Ledra quien lo corra, esta a salvo, por ahora lo esta.

— No la toques. —Advierto.

— Entonces te espero mañana, no quiero retrasos y como no vengas la mataré o le haré algo peor.

CUELGA.

Miro a Jesús, me siento en la cama y pongo las manos en mi cabeza.

— ¿Qué ha pasado? —Me pregunta.

— Por un segundo pensaba que la vida de Ledra corría peligro —Se le abren los ojos como platos.

— ¿Qué?

— Piensa que estoy enamorado de Anabel y que ella es mi punto débil.

— ¿De Anabel?

— Por haberme peleado con Raúl a balazos.

— Entonces Ledra está a salvo.

— Por ahora, pero debo aceptar la propuesta.

— ¿Cómo? —Frunce el ceño.

— Raúl te salvó la vida ayer, no puedo permitir que le hagan daño a Anabel, es una niña, no se lo merece y menos por mi culpa, por haberse acostado conmigo.

— Estas loco.

— Debo seguir con la falsa de que me importa, si no lo hago seguirán investigando y encontrarán mi verdadero punto débil.

— Ledra.

— Mi hermosa niña fresa. —Murmuro.

NARRANDO LEDRA.

Acabamos con dos helados, nos vemos muchísimas películas de miedo, cuando acabamos estamos riendo a carcajadas, ellos hacen que olvide todo.

— Gracias por ser menos irritantes —Ríen.

— Quizás no lo olvides por completo pero si por unas horas ¿No? —Dice Lorenzo divertido.

— Si —Sonrío.

— Vales muchísimo hermana. —Añade Matías.

— Venir aquí enanos. —Los abrazo.

De repente entra mi madre, ellos se miran y suspiran, yo la miro fijamente, no tengo ningún miedo del castigo que quiera imponerme.

— Chicos dejarme a solas con vuestra hermana.

— Vale —Me miran.

Se marchan, mi madre se coloca delante de mi, yo no aparto la mirada de sus ojos llenos de furia.

— Me desafiaste. —Me dice furiosa.

— Si y lo volvería a hacer. —Aseguro fría.

— Fíjate lo que te ha durado el romance, no he tenido que mover un dedo.

Nuestro amor es animal. Where stories live. Discover now