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Quiero aclarar que partes de la historia están completamente cambiadas, como también la trama irá cambiando en los lugares, nombres  y todo lo relacionado.

También los invito a leer la historia real, que es uno de mis libros favoritos "Pepi la fea" aunque es recomendable conocer modismos chilenos para leer, ya que de lo contrario podría resultar algo difícil de entender.

Porfavor no insultar a quién pueda desarrollar el papel de villano, esta es una historia completamente ficticia y con edades cambiadas ya se darán cuenta de ello. Gracias.






Después de ponerme como meta recuperar a Chanyeol, ideé un plan en mi cabeza. Sería completamente una locura pero valía la pena morir en el intento.

Ya era un hombre y no debía de andar con rodeos o enviando gente al contrario de cuando era un niño y los tiempos de chat ya estaban en el pasado.
Debía admitir que no era alguien hermoso como otros, pero si tenía lo mío así que tomé la ropa más linda y fui directo a la tienda.

Apenas puse un pie ahí, juro que quise darme media vuelta y volver al departamento. Pero ya estaba ahí y debía ser valiente, no gasté dinero por las puras.

— ¿En qué te puedo ayudar? — Se acercó a mí un viejo gordo justo cuando iba directo hacia Chanyeol.
Siempre me cagan todos los planes, pensé, sin saber cómo salir de esta.

— Necesito unas uñetas.

— ¿Busca alguna en especial? — Me preguntó.

— Estos de imagen de patito están bien. — Dije señalando unas uñetas en aquella vitrina, apenas le miré, de seguro estaba pensando ¿qué clase de novio le compra uñetas tan feos a su novia? Porque estaba claro que esas uñetas eran de mujer, no lo digo por tener marcado un estereotipo, si no que ni yo siendo gay usaría esa cosa.

Fui a pagarlos mientras miraba de reojo a Chanyeol, quién atendía a una señora. Era tan alto, tan guapo. Su cara era perfecta y su sonrisa era pegajosa, era imposible no sonreír al mirarlo. Pero yo no existía para él en ese momento.
Volví a mi departamento sintiéndome una rata, la rata más imbécil del universo. Y para mi mala suerte los recuerdos de los chats con Chanyeol en mi niñez, se hicieron presentes esa noche.
Me quedé dormido entre recuerdos y lágrimas, abrazando mi almohada. Esa noche soñé con Chanyeol.

Al despertar, estaba decidido iría donde Chanyeol, hablaría con él y ningún viejo gordo ni otros vendedores se interpondrían esta vez, aunque tuviese que comprar mil uñetas de patos una y otra vez para lograrlo.
Me bañé y saqué mi segunda mejor ropa, ya que la primera la había ocupado ayer. Tomé un taxi y empezaron los nervios otra vez, no sabía que decir como para captar su atención sin quedar al descubierto, pero algo se me ocurriría, soy bastante espontáneo. Ya debieron de notarlo cuando compré las uñetas de pato con el apuro.

Ahí estaba él, parado en el mostrador atendiendo a un hombre que buscaba guitarras eléctricas..., algo qué tal vez, yo jamas podría tocar.
Camine hacia allá, para que el viejo gordo no me viera. Me paré junto al hombre que estaba viendo las guitarras y me puse a mirar la vitrina, como si estuviese buscando algo que no sabía qué, ya entienden, el típico indeciso.

— ¿Se te ofrece algo? — Me dijo de pronto Chanyeol.

De momento, contigo muchas cosas, pensé

Por falta de autoestima || ChanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora