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Taehyung lanzó una última mirada al reloj de pared mientras guardaba el uniforme en el gabinete que estaba marcado con su nombre, ya eran las doce en punto y solo quedaban él y la dueña. Habían cerrado hacía unos cuarenta minutos, más o menos el tiempo que tardaron él y su compañero en limpiar bien todo, aunque había decidido esperar ahí a que se diera la hora de encontrarse con Jimin y Yoongi.

Se despidió de su jefa luego de recibir el pago, y ella se quedó contando el dinero que habían hecho en el día. Al salir se acomodó la chaqueta de cuero, puesto que la brisa del exterior le recibió desordenando sus cabellos, pero lo hizo por inercia porque el frío ya ni siquiera le afectaba.

Avanzó a un paso apurado, las calles estaban apenas iluminadas por las farolas y se mantenían silenciosas, como era costumbre a esas horas aunque ya fuera fin de semana. Caminar por el andén al límite del bosque le recordó a esa noche en la que todo cambió para él, pero se rehusó a pensar demasiado en eso porque arrepentirse de lo que estaba por hacer era lo último que podía permitirse.

Le tomó poco tiempo alcanzar el punto de encuentro, lo bueno de que todo quedara cerca al ser un pueblo pequeño. Sus ojos buscaron en medio del arbolado y a través de la intensa penumbra, detectando las figuras de dos personas que se acercaron a la zona iluminada al verle llegar.

—Justo a tiempo —le dijo el mayor, tal vez a modo de saludo.

—Ten, esto es para ti, trabajar en una pizzería no ha de ser fácil para mantener controlados tus instintos. —Jimin le extendió una botella de acero, el vampiro más joven no tenía que ser un genio para saber de qué se trataba.

—Te lo agradezco —respondió con sinceridad, abriendo la tapa para beber el contenido, su respiración acelerándose de repente nada más percibir el sabor de la sangre. Se sentía desesperado cada vez que la consumía, aunque hubiese pasado poco tiempo desde la última vez, era como si nunca se sintiera del todo satisfecho.

—Bien, vamos a acabar con esto de una vez —instó el pelimenta, luego de que su compañero recibiera de nuevo la botella vacía para colgarla de su cinturón.

Cruzaron la carretera para rodear la instalación, examinando la fachada completa. Como todas las construcciones en Natten, el hospital no era muy grande, contaba con dos plantas y camas insuficientes en caso de que se presentara alguna plaga, pero dados los pocos habitantes en realidad no hacía falta más.

—Es ahí —indicó, apuntando hacia la ventana que les había comentado antes—. Las luces de los pasillos se encienden con censores y la iluminación es baja cuando es de noche, así que no llamaremos la atención cuando los activemos al entrar y podemos estar tranquilos de que no hay nadie deambulando por ahí.

—Y si alguien aparece de repente, les ordenas que nos pasen desapercibidos y ya está —añadió el pelinaranja.

—Claro, porque mi apariencia es tan angelical que obviamente van a obedecerme sin sospechar ni llamar a seguridad —ironizó.

—Jimin. Ve tú primero —dijo Yoongi, con un duro tono de voz que a Taehyung ya ni siquiera le sorprendió.

—Ah, sí, sí, abriré para ustedes.

Los dos le observaron retroceder algunos metros para tomar impulso y correr con constancia hacia la ventana. Sus manos se afirmaron en el alféizar sin problema, de donde consiguió empuje para propulsar el cristal y abrirse paso al interior, perdiéndose por un momento de la vista de ambos.

—¿Quieres seguir? —ofreció el mayor. Kim asintió, convenciéndose de que si ya lo había hecho antes podía hacerlo otra vez, por más que las primeras veces no hubiese sido de manera muy consciente.

A media noche •⊰Taekook⊱•Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt