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—Sí, hasta mañana, Taehyung. —El muchacho salió luego de una pequeña venia, cerrando a sus espaldas las puertas dobles de cristal.

La oscura noche le recibió del otro lado junto a una única silueta acercándose por el andén. El silencio de ese exterior despejado le permitió escuchar con incluso más claridad el sonido suave de sus pisadas, y su conocida figura bailó entre sus pupilas rodeadas por el ámbar de sus iris.

Le observó a la distancia, el aroma tan específico que emanaba inundó sus fosas nasales como un perfume de exquisita fragancia, enloqueciendo sus sentidos, haciendo revolotear sus neuronas, consiguiendo que deseara ahogar sus pulmones con ese aire, extasiarse. Al segundo siguiente estaba caminando en su encuentro más por involuntaria atracción que por cualquier otra cosa.

El menor le sonrió cuando el espacio entre ambos disminuyó, y el vampiro le escaneó de arriba a abajo con la mirada antes de detenerse justo enfrente.

—Jungkook, ¿qué haces aquí? Es casi medianoche —le dijo, quitándose de inmediato la chaqueta al ver que solo llevaba un buzo blanco.

—Vine a buscarte —resaltó lo que, en su opinión, era obvio y sostuvo los pliegues de cuero cuando el contrario acomodó la prenda en sus hombros—. Todavía no entiendo por qué te hacen trabajar hasta tan tarde, si a estas horas ya nadie quiere estar en la calle.

—No me avisaste —mencionó en cambio, arreglándole bien el cuello.

—¿Te molesta que haya venido?

—Claro que no —contradijo al notar la duda en sus expresiones, y revolvió sus cabellos con dulzura—. Es que no me gusta que andes por ahí tan tarde solo, esperaba encontrarte en casa al volver.

—Pues... ¿Sorpresa? —Taehyung liberó una risa suave, dedicándole una mirada cariñosa que hizo al más joven inclinar la cabeza con timidez. El mayor no hizo más que confirmar lo adorable que ese chico era.

Se acercó con la intención de besar su frente como siempre hacía, pero sus orbes marrones se cruzaron con los propios y el significativo contacto visual le hizo olvidar cualquier inocente intención previa. Era como si simplemente ya no pudiera mirarle de la misma manera, o como si comenzara a ser cada vez más consciente de los ojos con los que desde mucho antes le miraba.

Como acción que ya no podía controlar, su atención se desvió hasta sus labios, rosaditos e hidratados, que ya había probado antes pero que todavía no había explorado hasta saciarse. Por alguna razón, verlos hacía que se distrajera del deseo de tener su sangre, aunque empezaba a creer que ese estaba muy aparte de un extraño deseo por tenerlo a él.

Negó quedamente con la cabeza, recordando el momento en el que Jimin y Yoongi le dijeron que su instinto de vampiro a veces podía hacerse con el volante de sus pensamientos y decidió atribuirlo a eso, parecía lo más franco.

Jungkook entornó los ojos, con una poco agradable sensación en el abdomen mientras el contrario se apartaba. Tenía razón, las cosas entre ellos habían cambiado y no estaba seguro de que fuera para bien. Sabía que Taehyung le quería y tal vez por eso no le rechazaba, pero lo último que deseaba era ponerle en una situación incómoda. No pretendía dudar de su mejor amigo, pero las inseguridades eran algo que no podía decidir.

Suspiró despacio, liberándose de mucho más que del aire retenido en sus pulmones, y el mayor volvió su mirada a él de inmediato, como si acabara de regresar de otra dimensión.

—Vamos a casa, no quiero que pases frío. —Ahí estaba, de nuevo observándole como si lo que estuviese viendo fuera una galaxia y no sus comunes ojos marrones; otra vez siendo cálido, nunca diciendo su casa, siempre hablando como si hogar fuera donde estuvieran los dos.

A media noche •⊰Taekook⊱•Where stories live. Discover now