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El ajetreo en el búnker le recibió nada más cruzar el pedregoso túnel escalonado. Todo el clan parecía estar reunido ahí, aparecían por algún pasillo y desaparecían por otro como centradas hormigas trabajadoras, ninguno sin dar demasiada importancia a su presencia.

Buscó con la mirada un rostro conocido y consiguió diferenciar el cabello de Yoongi un par de segundos después. Él estaba en una esquina, hablando con un muchacho rubio que no tardó en identificar como el que le había gritado esas horribles cosas la noche anterior, cuando habían encontrado a medio grupo inconsciente tendido en la hierba.

Los ojos del desconocido se toparon con los suyos a la distancia, entonces se percató de que lo que estaba pasando ahí no era una simple conversación casual. El vampiro de cabellera mentolada era el único que estaba hablando, más bien pareciendo reprocharle, puesto que su acompañante mantenía la cabeza levemente inclinada hacia abajo.

El chico cuyo nombre no conocía no rehuyó al contacto visual, al contrario, siguió observándole con fijeza mientras asentía a las palabras de su mayor, mismas que, por más que intentara, no conseguía escuchar incluso cuando trataba de llevar sus desarrollados sentidos al límite. La forma en la que le miraba, sin embargo, ya no era como la de la primera vez; ya no con desaprobación o antipatía. Él ahora le veía como si le tuviera lástima.

—Hey, qué bueno que ya llegaste. —Jimin atrajo su atención al aparecer por el corredor contiguo, reconociéndole ahí quieto en medio de todos y acercándose hasta palmear su hombro a modo de saludo.

—¿Qué está pasando? —preguntó, indicando todo el movimiento de los alrededores. El mayor se cruzó de brazos mientras intercalaba la mirada entre sus inquietos compañeros, como un general orgulloso por el trabajo de sus subordinados.

—Todos quieren ayudar a encontrar al líder, pero les hemos dicho que por ahora nos haremos cargo, necesitamos su ayuda aquí para mantener el orden —explicó—. Ahora están agrupándose para realizar turnos de guardia, doblaremos la seguridad y tendremos el bosque en constante vigilancia.

—También contemplamos la posibilidad de mezclarnos con los pueblerinos —añadió Yoongi, quien se había acercado al terminar su plática con el rubio, poseyendo ese serio semblante suyo y ese tono aburrido que le definía.

—¿Mezclarse? —intervino Taehyung, procurando disimular el espanto que le provocaba la idea de que grupos numerosos de vampiros convivieran con su gente como si fueran parte de ellos.

—Los habitantes del pueblo siempre han tendido a evitar el bosque, pero recientemente ha dejado de ser así. Creemos que los licántropos están atrayéndoles de alguna manera —comentó el mayor de los tres—. Ya que no pueden ir a Natten, parecen intentar que Natten vaya a ellos.

—Y si nos mantenemos cerca tal vez podamos evitarlo. Tenemos que prevenir otro ataque a toda costa, antes de que cunda realmente el pánico —añadió el pelinaranja—. Siglos atrás los humanos nos cazaban, antes de que los libros comenzaran a describirnos como criaturas hermosas y no solo bestias sanguinarias. No podemos permitirnos volver a esa época. Todo lo que se lograría serían pozos de muerte.

El vampiro principiante no medió ninguna palabra, solo atinó a asentir despacio y tragar con fuerza, tratando de disipar el nudo en la garganta. No podría imaginarse vivir algo de eso, no cuando el pueblo estaba lleno de sus amigos. Pensar en un tiempo así le dejaba una desagradable sensación en la boca del estómago.

—Miren, ahí está Seokjin, vamos —les apremió Min, nada más divisar al joven pelirosado dejando el salón de reuniones. El mencionado se acercó también a paso rápido apenas les reconoció.

—Ah, al fin. Vengan, acompáñenme —pidió, sin mirarles demasiado ni dar tiempo a alguno de pronunciar palabra, y les llevó sin interrupciones por un corredor poco frecuentado.

A media noche •⊰Taekook⊱•Where stories live. Discover now