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Revisó su pómulo derecho frente al espejo cuando ya percibía la mejilla adormecida por la helada sensación, y confirmó con agrado que no había quedado ninguna secuela. Un calcetín con hielo dentro volvía a ser su salvación.

Suspiró con tristeza, escuchando la música proveniente del primer piso, donde el señor Jeon estaba ahogándose en alcohol completamente solo. Ya le tenía puesto el seguro a la puerta, aunque esperaba que su padre no hiciera el intento de subir luego de lo que le había pasado la última vez. Se suponía que debía mantener reposo por lo menos un par de días, pero no había tenido reparo en levantarse de un salto del sofá para abofetearle con fuerza nada más verle entrar.

Como siempre, la razón fue ninguna. Al principio le dijo que había llegado muy tarde, pero luego mencionó algo de que era por parecerse tanto a ella, así que solo era un golpe más que tenía que atribuir a su estado de embriaguez.

Dejó el hielo a un lado y se dirigió a su guardarropa para cambiarse por algo más cómodo. Miró hacia abajo, hacia la chaqueta de Taehyung que todavía conservaba aportándole calidez, y decidió que no quería quitársela tan pronto. Su encuentro de ese día no había terminado como le hubiese gustado, pero aunque fuera tonto le sentía cerca teniendo algo de él, y más si ese algo preservaba su fragancia.

Cambió su jean por una bermuda deportiva y buscó su celular, quería escribirle un mensaje para preguntarle si ya estaba en casa y si estaba bien, pero la pantalla no encendió y eso solo podía significar que el dispositivo se había quedado sin vida.

No consiguió el cargador por ningún lado, y tras varios minutos buscándolo asumió que debió dejarlo en casa de su mejor amigo. Resignado, apagó las luces de la habitación, acercándose a la ventana después con la idea de cerrarla, recordando en el acto aquel sueño en el que él había entrado por ahí. Ya casi creía haberlo olvidado, sabía que habían hablado de su padre y de ellos mismos, que le había tenido cerca, que había hallado plenitud; pero los detalles comenzaban a sentirse lejanos. Y quería verle de nuevo, aunque solo fuera producto de su imaginación como esa vez, porque se había sentido real, como todo cuando estaba con Taehyung.

Volvió a la cama y se cubrió hasta el cuello con las mantas, dejando la mirada clavada en el cristal que ahora se interponía entre su habitación y la noche. Quizá... ¿podría volver a soñar que él iba a buscarle? ¿Que se burlaba de la altura y lo imposible para llegar a donde estaba? ¿Sería tonto o infantil desear que hiciera eso?

Sin permiso, sus músculos comenzaron a adormecerse durante la cuidadosa espera, y cuando una suave pero fría brisa sacudió las delgadas cortinas blancas ya no estaba seguro de si todavía escuchaba la música del primer piso. El gélido ambiente de esa noche le acarició, importándole poco las capas de tela que llevaba encima, se envolvió en su anatomía y recorrió cada partícula de su ser, haciendo a su cuerpo sacudirse en un temblor leve tras la súbita ventisca.

Sus ojos se abrieron para descubrir un ambiente más lóbrego, como si hubiese despertado en un lugar diferente, pero no era así. El dormitorio se miraba más oscuro de lo que recordaba, tal vez por todo el tiempo en el que solo apreció las sombras de sus párpados, y había frío.

Se sentó sin prisa en el colchón, haciendo el esfuerzo por que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad. Taehyung estaba ahí de pie, apoyado en la pared al lado de la ventana abierta y con los brazos cruzados, mirándole.

—Sí viniste... —musitó, confirmando por su propio tono que en realidad no podía creerlo, y se puso de pie de inmediato para calzarse las pantuflas, caminando luego hasta detenerse enfrente suyo.

—Dime ¿tienes idea de lo preocupado que estaba? Te dije que fueras a casa. —Jungkook formó un suave puchero con sus labios, lanzando una mirada rápida a toda la habitación. Hasta le sorprendía lo mucho que conocía a su mejor amigo como para, aun de forma inconsciente, saber que él diría algo así.

A media noche •⊰Taekook⊱•Where stories live. Discover now