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Jungkook no tenía idea de dónde había dejado las llaves de su casa y no le quedó otra opción más que llamar. Un par de suaves golpes en la madera fueron suficientes para que la puerta recibiera un rudo tirón del interior, apenas tuvo tiempo para procesar la figura de su padre cuando él estrelló con fuerza la mano en su mejilla derecha.

Cerró los ojos con el rostro ladeado por el inesperado impacto, y se dejó arrastrar por el brusco agarre en el brazo que le llevó dentro de la casa. La puerta fue cerrada con un golpe sordo y él zarandeado con violencia mientras la saliva del señor Jeon le salpicaba en la cara cada vez que le gritaba.

—¡¿Y tú dónde demonios estabas?!

—E-en la preparatoria —musitó. El segundo golpe no demoró en llegar y esta vez los nudillos impactaron de lleno en su mandíbula, haciéndole tambalearse y darle la bienvenida al sabor de la sangre.

—¡¿Acaso pasaste toda la maldita noche en la preparatoria?! ¿Es que pensaste que no me daría cuenta de tu escapadita nocturna, ah? —Le hizo retroceder con un fuerte empujón en el pecho, la cabeza del azabache daba vueltas mientras dejaba que su padre hiciera lo que quisiera con él.

Su mente se nubló por unos segundos en los que pudo observar las palmas de sus manos, recordó que las había llenado de raspones al usar el árbol para bajar, pero ahora estaban impecables. Lamentó que la inexplicable racha de tener el cuerpo sin cicatrices ni moretones acabara en ese momento.

—Estaba con Taehyung, yo... me quedé en su casa —mintió, con el labio tembloroso y el dolor empañando su visión de una manera lamentable.

—¡¿Entonces crees que te mandas solo?! —Jungkook retrocedió, deseando tener las fuerzas para marcharse de ahí o la valentía para hacerle frente, pero el señor Jeon avanzaba reponiendo la cercanía, recordándole que en realidad no tenía ninguna de las dos, que era un maldito cobarde inútil—. ¡¿Ese Taehyung tiene más poder sobre ti que yo, es eso?! Oh, hijo, ya vamos a comprobar si es verdad.

El muchacho apenas alcanzó a cubrirse con los brazos, dejando que ellos recibieran todos los golpes hasta que el temblor le impidió continuar así. Las lágrimas brotaban como ácido por sus mejillas adoloridas, el pecho dolía todavía más. Estaba cuestionándose si realmente tendría sentido intentar algo para defenderse.

Si el hombre que le había dado la vida le despreciaba tanto como para arrepentirse de que hubiera nacido y su lugar seguro acababa de desmoronarse, ¿cuál podría ser el motivo por el que continuar insistiendo? Si ni siquiera él mismo consideraba que su existencia fuera importante. Había comenzado a creer esas palabras, quizá creía que estaba recibiendo lo que merecía. Porque todos le dejaban, su madre lo había hecho, Taehyung también. Y no se supone que se deje a quien se quiere.

Sus piernas no pudieron seguir llevando su peso y su espalda fue detenida por el suelo, lugar donde todo su cuerpo empezó a recibir las patadas que con tanto odio le regalaba su progenitor. Suplicó, su ahogada voz rogó para que se detuviera, pero ni eso, ni su rostro ensangrentado y su blanquecina piel magullada hicieron al señor Jeon mostrar algo de piedad. En ese momento, Jungkook supo que aquel hombre estaba determinado a matarle y que, para su desgracia, estaba aguantando más de lo que esperaba.

—¡¿Dónde está tu Taehyung ahora para protegerte?! —Un golpe preciso en el abdomen le arrebató el aliento y le hizo encorvarse, arañando las frías baldosas salpicadas de carmín. Sus costillas gritaban y el ardor era insoportable, sabía que ya le había causado un daño interno de gravedad.

¿Que dónde estaba Taehyung? Eso ya no importaba. Estaba solo, él no estaba ahí para impedir que le lastimaran como tantas veces le había prometido. Se daba pena a sí mismo, estaba asqueado de la miseria que le envolvía.

A media noche •⊰Taekook⊱•Where stories live. Discover now