Capítulo 48

1.1K 85 5
                                    


POV AMAIA

Nos íbamos de vacaciones juntos, si nuestras primeras vacaciones juntos y estaba que me subía por las paredes. Tenía muchas ganas porque desde que salimos no habíamos pasado más de dos días juntos, y no solos. Pero ahora íbamos a pasar una semana juntos, alejado de todo y de todos, solo nosotros dos.

Estaba feliz de poder estar juntos y solos, de no tener que preocuparnos de nada, de solo poder disfrutar de ser nosotros mismos, de poder estar juntos sin que nadie nos estuviera observando, aunque la verdad, me daba igual si alguien nos observaba, este viaje era solo para nosotros y nadie iba a hacer que me afectara a mi manera de comportarme con él.

Alfred fue el que propuso lugares, quería llevarme a Menorca porque era donde pasaba todos sus veranos, a ambos nos gustaba la playa y estaría bien. También propuso que nos fuéramos fuera, donde nadie nos conociera donde no tuviéramos que preocuparnos de nada, se que lo hacía por mí para que me sintiera mejor, pero no quería huir ni dejar de hacer cosas porque ahora nos conocieran por las calles, por eso, ahora estábamos de camino a Menorca, nuestras primeras vacaciones juntos en este lugar pero sin duda no serían las últimas.

Cuando llegamos a nuestro destino no podía dejar de mirar a todos los lados, todo me parecía increíble, entendía porque Alfred había elegido venir aquí y yo me alegraba de haberme dejado traer.

-¿Te gusta?

-Me encanta-digo agarrándome a su cuello para darle un beso.

-Vamos a llevar las cosas a la casa y luego venimos, tengo muchas ganas de playita-dice como un niño el día de Navidad corriendo y tirando con fuerza de mí para no perder más tiempo.

Cuando ya dejamos el equipaje en esa gran casa de la que me enamoré desde el minutos uno, volvimos hacia la playa.

Vamos caminando por el paseo marítimo, acercándonos a la arena cuando veo una paloma picotear justo delante nuestras.

-Mira Alfred-digo señalándola y entonces veo como él sale corriendo detrás de ella intentando cogerla mientras imita el sonido de una paloma y yo no puedo evitar reírme al verlo allí como si fuera un niño. Lo veo seguir corriendo hasta casi se choca contra una mujer, lo veo disculparse antes de volver a mi lado y yo no puedo evitar empezar a reírme sin parar.

-No te rías-dice con voz de bebé lo que provoca que me ría aún más con su ternura.

-Vamos nene-digo agarrándole de la mano mientras él pone morritos y me sigue pero yo no puedo verlo así sin acercarme a darle un abrazo, ¿Por qué tenía que ser tan mono?

Le agarro los mofletes y le beso en los labios tímidamente, aunque su gorra y sus gafas de sol me impiden hacer mucho más.

-Parece que vas de incógnito-digo riéndome.

-Es que soy un agente secreto-dice susurrando haciéndome reír, y cuando voy a quitarle la gorra para que no me impida darle un beso de los buenos, él me agarra de la mano impidiéndomelo.

-Alfred-digo quejándome.

-Cuando estemos en la playa.

-Eres un presumido que lo sepas-digo haciéndome la enfadada pero cuando siento como me aprieta por la cintura dejando un beso en mi cuello, no puedo hacerme más la enfadada no podía.

Lo agarro de la mano y tiro de nuevo de él hacía la playa, tenía ganas de agua, tenía ganas de arena y por supuesto, tenía ganas de tenerlo cerca y de poder de una vez por todas morder esos labios sin que una maldita gorra me lo impidiera.

Nos volvemos a encontrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora