Capítulo 49

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POV AMAIA

Meses después

Por fin había podido estrenar mi nuevo piso en Barcelona, por fin empezaba mi nueva vida en esta ciudad, y solo poder recordar cómo había empezado mi estancia aquí hacia que un rubor cubriera mis mejillas.

Con una sonrisa me extiendo en la cama, notando enseguida su ausencia. El lado de la cama donde debería estar él está frío ya lo que me dice que lleva demasiado tiempo despierto y eso solo puede significar una cosa, la inspiración había echo acto de presencia.

Me hago un poco la remolona pero entonces oigo el piano sonar, el piano no, más bien un teclado pequeño, lo justo para que no ocupara mucho en el piso, pero necesitaba un piano obviamente en casa, para ensayar, para empezar a practicar y a componer y por supuesto para cuándo él viniera, al menos así no tendría que salir corriendo cuando la inspiración le llamara.

Me levanto y siento como el frío está empezando a llegar, aunque para nada se parece al frío de Pamplona. Cojo una bata fina para cubrir mi cuerpo casi desnudo, solo tapado por una de sus camisetas, y salgo fuera, dejándome llevar por esa melodía que me está llamando.

Lo encuentro en el salón pegado a su libreta y al teclado, concentrado en la música y no puedo evitar quedarme allí embobada mirándole, hasta que ya no puedo más y me acerco despacio a hacia él abrazándole por la espalda y dejando un beso en su cuello.

-¿No puedes ser más silenciosa? Me asustaste-dice poniendo morritos como un bebé.

-No quería asustarte, aunque...te debo alguno que otro así que...-digo con una sonrisa y siento como tira de mi haciendo que caiga sobre su regazo-Alfreed.

-Has empezado tú-dice besándome el cuello y yo me abrazó a él con una sonrisa.

-¿Qué estabas haciendo?

-Componer.

-Eso ya lo sé. ¿Sobre qué?

-Tienes que esperar para saberlo.

-No venga ya, ya sabes que no me gusta esperar.

-Sola me queda un poquito, unos minutos si nadie me interrumpe-dice mirándome y yo resoplo.

-Vale, tu acaba ahí mientras yo hago el desayuno.

-No sé si es buena idea, ¿deberías ir llamando ya a los bomberos?

-Muy gracioso-digo haciéndole reír-por un poco de café y unas tostadas no voy a quemar la casa.

-Eso espero-dice exagerando y le golpeo suavemente en el hombro antes de levantarme para irme a la cocina, pero cuando voy a alejándome siento como me da una cachetada en el culo y lo miro con una sonrisa.

Pongo la cafetera en marcha mientras meto pan en la tostadora y no puedo dejar de sonreír, me doy cuenta de que nunca en mi vida pensé que podría ser tan feliz como lo era ahora mismo. No puedo creérmelo, como un 23 de Octubre, él iba a volver a mi vida, después de casi perderlo, como un 23 de Octubre iba a empezar la experiencia más increíble de mi vida, y que unos meses después, iba a estar aquí, en Barcelona, acabando piano, con la persona más maravillosa del mundo a mi lado, y con mi disco ahí a la vuelta de la esquina, más cerca de lo que lo he visto en mi vida. Estaba feliz, muy feliz y por una vez en mi vida, no tenia miedo, no tenia miedo porque sentía que sería una idiota si lo sintiera, no puedo tener miedo teniendo todo lo que tengo a mi lado, teniendo toda esta suerte, pero sobre todo no podía tener miedo cuando tenerlo a mi lado, me había demostrado que era un sueño, era lo mejor que me podía pasar, era eso, un sueño.

Vierto el café en dos tazas y apago la tostadora intentando sacar el pan, quemándome en el intento, soltando un pequeño gritito mientras no dejo de dar saltitos por la cocina. Antes de hacerse notar ya sé que esta ahí justo detrás.

-Parece que a los bomberos no, pero a una ambulancia puede ¿no?-dice agarrándome por la cintura y dejando un beso en mi mejilla- Déjame ver-dice cogiendo mi mano y soplando sobre mi dedo quemado mientras deja uno y dos besitos-ya esta curado-dice con voz de bebe y no puedo evitar tirarme a sus brazos y de dejar besitos en su cuello mientras aspiro su olor, dios esto si que era estar en casa.-Déjame ocuparme de esto ¿si? Tu lleva el café-dice con una sonrisa, yo asiento cogiendo las servilletas y la tazas y las coloco sobre la mesa, me siento y enseguida él llega con las tostadas y se sienta a mi lado.

Desayunamos en silencio, yo no puedo dejar de mirarlo todo el tiempo, era uno de mis mayores placeres en la vida, verlo comer, ¡Era tan mono! Me pilla mirándole y apartó la mirada, sé que no le gusta que le miré mientras come, pero siento tan penetrante su mirada hacia mí que tengo que mirarle, cuando lo hago veo como me mira, con esa mirada intensa que tiene y con una sonrisa en la cara.

-¿Qué?-pregunta sin entenderlo y entonces lo veo cabecear y bajar la mirada mientras sonríe-Alfred, suéltalo.

-No es nada.

-Si, suéltalo.

-¿Cómo puedes ser tan guapa hasta recién levantada?-dice mirándome mientras se muerde el labio y yo me levanto sin poder evitarlo y me acerco a besarlo mientras él me abraza por la espalda colocándome entre sus piernas. Nos besamos sin descanso, luchando por la conquista de la boca del otro, besando, mordiendo y luchando nuestras lenguas en una lucha sin control. Me separo colocando mi frente pegada a la suya sin poder dejar de sonreír.-Dios Amaix, no sabes cómo me pones-dice haciéndome reír mientras me aprieta más contra él notando un sospechoso bulto en sus pantalones.

-Creo que puedo hacerme una idea-digo mirándole con una sonrisa y lo oigo gruñir mientras intenta atraparme pero yo me alejo de él-no intentes hacer que me olvidé de tu promesa, quiero oírlo-digo señalando el piano y lo veo tomar aire antes de levantarse con una sonrisa y acercarse a mi poniéndome nerviosa, me besa suavemente en los labios antes de agarrarme de la mano y tirar de mi hacia el piano, como tantas otras veces hizo en la Academia.

Me siento y cierro los ojos intentando centrarme solo en su música, sin duda otro de los mayores placeres de mi vida, su música, podía tirarme toda la vida escuchándole.

Cuando empieza la canción, no puedo evitar abrir los ojos y mirarle, cada palabra tomaba significado para mí. Lo miro sin pestañear mientras él concentrado lee la letras en esa carpeta marrón que le acompaña desde la Academia y toca la melodía mientras yo siento como los ojos se me van llenando de lágrimas por el bonito mensaje de la canción.

Cuando acaba la canción lo veo tomar aire antes de mirarme intentando descifrar mi reacción. Yo me levanto aún con lágrimas en los ojos y me lanzo a sus brazos abrazándole con todas mis fuerzas mientras entierro mi cara en su cuello dejando pequeños besos en su cuello.

-Cuquita, ¿Te ha gustado?-pregunta casi con miedo y me separo mientras le miro con una sonrisa.

-Es mi favorita, de verdad es increíble.

-¿No es un poco ñoña?-dice con una tímida sonrisa.

-No...bueno un poco, pero es como tú ñoño-digo con una sonrisa apretándole los mofletes-no en serio Alfred es preciosa.

-Como mi musa-dice mirándome antes de juntar sus labios con los míos.

-Te quiero mucho.

-Yo más.

-¿Cuánto?-digo como bebé.

-De la Tierra hasta Marte-dice con una sonrisa antes de volver a juntar nuestros labios en un tierno beso, un beso lleno de amor, de promesas, un beso sin miedo y repleto de música y magia que es lo que él siempre me hacía sentir. 

FINAL

Gracias a todos lo que habéis leído la historia, ha sido un autentico placer compartir esto con vosotros. Gracias por vuestros comentarios, por vuestras estrellitas, por vuestras ganas. Deseando volver pronto con una nueva historia, deseando poder seguir disfrutando de todo esto con vosotros. 

GRACIAS, nos vemos pronto...

XXOO

Twitter: tamyalways

Nos volvemos a encontrarWhere stories live. Discover now